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Opinión

Esto tengo que contarlo

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Por Melvin Mañón

melvinMi amiga, Berta Santana, llega a su casa, en la calle Max Henríquez Ureña alrededor de las ocho de la noche del miércoles 26 de febrero. Se estaciona y cuando da los primeros pasos sobre la acera para penetrar al área del edificio de apartamentos donde vive, un individuo que sale de la nada se lanza sobre ella para tirarla al piso. Ella, a pesar de la sorpresa, resiste el primer embate pero el agresor logra tirarla al suelo. Su cómplice espera en la moto encendida que está apenas a unos metros de distancia. El agresor trata, con torpeza y prisa de arrancarle la cartera pero no se percata de que es una cartera pequeña que mas que colgar holgadamente de su hombro se abraza al lado interior de sus brazos, acomodada en las axilas.

-Entrega la cartera coño- la conmina el atracador mientras la golpea y la arrastra hacia la moto.

-Eres tu quien no sabe sacarla- grita indignada.

Desde la puerta del edificio, la hija mayor de Berta que ya se ha percatado de la situación grita pidiendo auxilio pero la gente, prefiere no oir, se esconde y un militar que se supone que escuchó el pedido de auxilio no reacciona y los bandidos le pasan literalmente por el frente.

Desconsolada, golpeada e indignada Berta busca el teléfono de su hija que ya la acompaña y hace una primera llamada. Su amigo mas cercano en el área es el Arq. Eduardo Julia.

En cuestión de minutos se traslada Eduardo al lugar del hecho y viendo el lamentable estado de Berta así como realizando la necesidad de emprender las acciones de lugar en estos casos, se dispone a trasladar a Berta a una clínica. Abre la puerta de la camioneta que conduce y está ya casi listo cuando le sorprende, el toque frio e intimidatorio de un cañón en la parte trasera de la cabeza y una voz autoritaria y profesional a sus espaldas que breve y precisa anuncia: “La cartera y los celulares . . Pronto”

-Coño ¿pero otra vez? Exclama Berta.

El nuevo agresor, un tipo fornido, de forma y conducta resuelta, intimidatoria, con el tono de alguien que está acostumbrado a mandar ignora la exclamación de Berta, posiblemente, tampoco él podía imaginárselo.

-Rápido- insiste sin vacilar, con la cara descubierta, sin temor a que lo vean e identifiquen pero al mismo tiempo y paradójicamente, sin prisa y sin miedo.

Berta quiere que el tipo se percate de que no tiene nada que le puedan robar porque ya lo ha hecho otro antes. Eduardo le ofrece lo único que tiene: su cartera, que el ladrón naturalmente toma. El hombre está incrédulo. No tiene prácticamente nada y eso no es posible ni aceptable. Berta se percata de la situación y del momento. Tiene en las manos una botella de agua. La exprime en dirección a la cara del hombre y se la tira diciéndole, entre desesperada y sin salida, malhumorada:

-Tome, que eso es lo único que queda porque –repite en cuestión de segundos- el que me asaltó antes se llevó lo que tenía.

El ayudante del agresor, vacila, incierto sobre si intervenir. La situación es insólita incluso para él, pero está en la moto, listo y dispuesto. Parece un tipo anormal pero obedece con prontitud las órdenes que da el agresor jefe. En total, la operación dura prácticamente segundos y deja a los tres agredidos con la horrible certeza de que, ese tipo, a diferencia del anterior tenía la estirpe del asesino y no solamente la del ladronzuelo.

Cuando logran reponerse ya los golpes del primer atracador empiezan a doler y van a una clínica. No los atienden porque no tienen seguro ni identificación. Las heridas empiezan a sangrar por dentro. La indignación desborda el torrente sanguíneo. Berta, acaso por primera vez en su vida, se da cuenta de que sería capaz de matar. Se siente despojada de la sensación vital de seguridad en su propia casa. Ya no es dueña de nada en este mundo. NO hay espacio donde se pueda sentir segura ni proteger a sus hijos.  Es una sensación devastadora.

Al final, en una farmacia, consiguen un medicamento pero solamente porque el tipo de la farmacia conoce a Eduardo. En la policía, primero le dicen que debido a la zona donde se produjo el atraco deben dirigirse al furgón de la policía que está en la avenida Winston Churchill. Acuden allí, pero el sitio está virtualmente vacío, no hay nadie que les haga caso y deciden ir a un cuartel de verdad.

La descripción del agresor es inmediatamente reconocida por el personal policial: “ahh si . ..  el tipo de la pistola niquelada”.

Sin terminar la historia, deberán volver a formalizar denuncia, firmar etc. a la mañana siguiente. Ya es 27 de febrero cuando Berta me llama, me informa y enseguida me traslado a verla. Llora de enojo, no de dolor. Grita de impotencia, cojea y me muestra su espalda y sus caderas amoratadas y me pide que, por favor, le de una vuelta y que la escuche porque tiene que desahogarse.

–Tengo hambre-, me dice- no he comido nada desde anoche y ya es media mañana. . .  Bríndame algo- añade al pasar por frente a La Esquina de Tejas. Entramos. Ella relata. Yo escucho. Se iban ese mismo día 27 para la Isabela a visitar a su madre y su abuelo a quienes conozco. Los llama para avisarles la suspensión.  Sigue llorando, incapaz de superar la indignación. Piensa en sus hijos pequeños, los que normalmente acuden a recibirla cuando llega con un pedazo de auyama o tres aguacates como traía esa noche. Se da cuenta por primera vez de lo que tantas veces hemos platicado: nos hemos quedado sin país. Nadie te protege. Tienes que hacerlo tu misma. No puedes contar con nadie. En esas estamos cuando ella escucha en el televisor de La Esquina de Tejas cuando el maestro de ceremonias en los actos del 27 de febrero que tienen lugar ante el Congreso va presentando a los miembros de la Suprema, del Tribunal Constitucional, la presidencia de las cámaras etc. En cada caso, el maestro de ceremonias se refiere a esas personas como, el honorable fulano de tal. Berta estalla de una vez por todas.

-Honorable soy yo, coño, no esos . . .

-Silvia – llamo a la encargada del negocio en esa hora y le digo: Silvia, no hay mas gente ahora. Esta mujer está indignada a mas no poder porque la asaltaron dos veces anoche y estos carajos están dispensándose honorabilidades donde no hay ninguna. Hazme un favor y apaga la mierda esa que no queremos verla.

Silvia, entiende la situación y el insólito pedido y la apaga.

Yo, al cabo de un rato, tras haber llegado Eduardo para ellos regresar juntos a la policía, me despido. En mi memoria la novela: “LA HORA 25” de Constantin Virgil Gheorghiu cuando al protagonista, tras años de sufrimiento y tortura en campos de concentración le piden, para una foto con fines publicitarios: “Sonría por favor . . . vamos, una sonrisa”.

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Opinión

Un Llamado a la Conciencia Democrática

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Por Isaías Ramos

En medio de un escenario político tumultuoso, la reciente exclusión de partidos minoritarios en el debate presidencial constituye una flagrante violación del artículo 39 de la Constitución. Este artículo consagra la igualdad ante la ley y garantiza los mismos derechos y oportunidades para todos, sin discriminación alguna. Esta situación pone en evidencia un alarmante déficit democrático y una profunda desconexión entre las estructuras de poder y las necesidades reales del pueblo dominicano.

La Asociación Nacional de Jóvenes Empresarios, al organizar un debate presidencial y decidir excluir a ciertos participantes basándose en criterios arbitrarios como el tamaño del partido, no solo ha perpetrado una discriminación injusta, sino que también ha socavado los principios fundamentales de igualdad y pluralismo. Este acto refleja cómo las élites políticas y económicas intentan perpetuar un sistema injusto que favorece a unos pocos en detrimento de la mayoría.

Es perturbador observar cómo los candidatos que aceptaron participar en este debate sin cuestionar la exclusión de otros no solo muestran una falta de compromiso con los principios constitucionales, sino que también evidencian una falta de ética y responsabilidad cívica. La aceptación de esta situación por parte de los candidatos participantes refuerza la percepción de que su interés por mantener su posición en el estatus quo prevalece sobre el bienestar colectivo y el respeto a la ley fundamental del país.

Los dominicanos se enfrentan no solo a la usurpación de su derecho a recibir información diversa y representativa durante un periodo electoral crítico, sino también a la erosión de su capacidad de tomar decisiones informadas. Limitar la participación en el debate presidencial a los partidos mayoritarios priva a la ciudadanía de explorar una gama más amplia de alternativas políticas y soluciones a los problemas nacionales.

Este contexto demanda un despertar cívico. Los ciudadanos deben exigir que se respeten los principios de igualdad y pluralismo en todos los procesos electorales, promoviendo un cambio hacia debates más inclusivos que permitan la participación de todas las fuerzas políticas sin discriminación. El respeto a la Constitución y a los derechos que esta garantiza es fundamental para construir una democracia verdaderamente representativa y justa.

El Frente Cívico y Social continuaremos abogando por un sistema electoral equitativo donde todos los partidos y candidatos tengan la misma oportunidad de ser escuchados. Es esencial que todos los sectores de la sociedad trabajemos juntos para garantizar que las futuras elecciones sean un reflejo fiel de la voluntad popular, libre de manipulaciones y exclusiones arbitrarias.

Por ello, es imperativo despertar nuestro sentido cívico y exigir un cambio hacia debates más inclusivos y equitativos. No podemos permitir que intereses particulares prevalezcan sobre el bienestar colectivo y la voluntad popular. Debemos ser guardianes activos de nuestra democracia, velando por el respeto irrestricto a nuestra Constitución y luchando contra cualquier intento de manipulación o exclusión.

En el FCS queremos hacer un llamado urgente: no dejemos que aquellos que buscan perpetuar un sistema injusto y opresor nos silencien o nos dividan. Recordemos siempre que la verdadera fuerza radica en la unidad del pueblo consciente e informado. Si el sistema falla en representarnos adecuadamente, debemos manifestarlo con firmeza mediante acciones como la invalidación del voto o la abstención responsable. El poder está en nuestras manos para forjar un país donde cada voz sea escuchada, cada derecho sea respetado y cada sueño pueda realizarse sin obstáculos.

¡Despierta, RD!

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Opinión

La Corte Penal Internacional y  otras obligaciones internacionales

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Por Rommel Santos Díaz

La ley internacional concede inmunidad contra el enjuiciamiento penal por Estados extranjeros a los Jefes de Estado  y oficiales diplomáticos (artículo 31 Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas). Sin embargo, los delitos enumerados por el Estatuto de Roma pueden haber sido cometidos por diplomáticos, Jefes de Estado, oficiales gubernamentales o por cualquier otra persona que goce de inmunidad diplomática, y la ley internacional no podrá  reconocerles inmunidad alguna contra el enjuiciamiento por tales crímenes.

La Corte Penal Internacional determinará si existe alguna inmunidad, cuando se le refiere un caso. Sin embargo, el artículo 98 del Estatuto de Roma establece ciertas restricciones a la CPI, cuando solicite la entrega  u otro tipo de asistencia a los Estados.

El artículo 98 del Estatuto de Roma trata la situación de entrega de una persona cuando existe un conflicto  con las obligaciones del Estado bajo el derecho internacional o con respecto  a la inmunidad diplomática de un extranjero o su  propiedad.

La Corte Penal Internacional no deberá requerir que un Estado actúe de manera contraria a sus obligaciones  internacionales. Pero al mismo tiempo una situación tal raras veces surgirá, ya que la Corte investigará tales posibilidades antes de solicitar una entrega al Estado. Adicionalmente, las obligaciones del derecho internacional aplicables a los Estados Partes incluirán sus obligaciones bajo el Estatuto de Roma.

Al aceptar los artículos 27 y 86 del Estatuto, los Estados Partes abiertamente retiran cualquier inmunidad contra la CPI . Por ende, cuando un nacional de un Estado Parte es requerido por la Corte, ese nacional no podrá reclamar las inmunidades normales que existan respecto al enjuiciamiento penal en el exterior, y el Estado requerido no estará violando sus obligaciones internacionales si entrega la persona a la CPI.

No obstante, cuando la CPI haya determinado que la inmunidad si existe, podrá dar curso a la solicitud de entrega solamente si cuenta primero con el apoyo del Estado de nacionalidad del acusado. En tal caso, el Estado requerido  que proceda con la entrega no violara sus obligaciones internacionales de conformidad con la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas

El artículo 98 establece que la Corte no podrá dar curso a la solicitud de entrega que requiera  que el Estado requerido viole sus obligaciones de conformidad con los acuerdos internacionales que requieran el consentimiento del Estado que entrega a una persona de ese Estado a la CPI.

Esta situación podría surgir cuando una persona detenida en el Estado requerido haya sido extraditada a ese Estado desde otro país, bajo la condición de ser devuelta a su país luego de la investigación o enjuiciamiento,  o la ejecución de una condena. Podría también darse cuando , bajo el  acuerdo de Estatus de Fuerzas, los miembros de las fuerzas armadas de un tercer Estado se encuentren dentro del Estado solicitado.

Cuando el Estado que entregue sea un Estado Parte del Estatuto de Roma , no deberá restringir la posibilidad de que otros  Estados entreguen  a sus nacionales a la CPI, ya que cada Estado Parte acepta la jurisdicción de la Corte sobre sus nacionales y no hay fundamento para rechazar la entrega de una persona a la Corte .

Sin embargo, cuando la persona requerida alegue el principio de ne dis in idem, y la decisión de  admisibilidad de la CPI aún esté pendiente, el Estado requerido deberá consultar con el Estado que entrega, y la CPI, de conformidad con el artículo 89, para determinar si se debe suspender o no la ejecución de la solicitud.

De lo contrario el Estado requerido tendría que contar con el consentimiento del Estado de la persona que entrega. La CPI deberá contar con la cooperación del Estado que entrega, si no es este un Estado Parte, antes de que la Corte  Penal  Internacional solicite la entrega.

El articulo 98 solo es relevante cuando el Estado requerido pueda demostrar que la acción requerida por la CPI lo obligaría a violar una obligación bajo el derecho internacional. Un Estado  no podrá invocar una  previsión de su derecho interno que garantice inmunidad a la persona a ser entregada.

En el contexto de las obligaciones el Estado Parte tiene la obligación de entregar a una persona  que goce de inmunidad diplomática, cuando la CPI solicite su entrega luego de haber obtenido la cooperación de un tercer Estado para la renuncia de la inmunidad.

Cuando la CPI solicite la entrega de una persona, pero el Estado Parte requerido normalmente estaría violando un acuerdo internacional con un tercer Estado, el Estado requerido  esta obligado a entregar a la persona si la Corte cuenta con el consentimiento del tercer Estado para la entrega de la persona . El Estado Parte requerido deberá entregar a la persona si el tercer Estado es un Estado Parte.

En el marco de la implementación los Estados Partes deberán prever dentro de su derecho interno, la posibilidad de entregar  a una persona a la CPI aunque normalmente goce de inmunidad estatal o diplomática, cuando el Estado de donde esta persona  es nacional acuerde renunciar  a su inmunidad. Debido a que la CPI tiene la autoridad de determinar si existen  o no las inmunidades, no obstaculizaron las la cooperación con la CPI. Esto garantiza que el Estado Parte pueda cumplir con sus obligaciones de entrega.

Los Estados Partes deberán asegurar que sus nacionales puedan ser entregados a la CPI por otros Estados, cuando sea conveniente, y que no existan acuerdos bilaterales o multilaterales que obstaculicen el proceso. Los Estados Partes deberán estar preparados para revelar a la Corte cualquier obligación o acuerdo internacional que pueda estar en conflicto con una solicitud de entrega que este preparando la Corte, si la misma necesitare tal información.

Rommelsantosdiaz@gmail.com

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Opinión

Danilo al margen de la ley

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Por Nelson Encarnación

La incitación a la violencia es un delito grave en todas las sociedades organizadas, incluida la nuestra, donde un llamado a alterar el orden público acarrea consecuencias penales para cualquier persona, pues el Estado tiene la obligación no solo de perseguir el hecho, sino de prevenirlo.

Por consiguiente, el expresidente Danilo Medina se coloca al margen de la ley e incurre en ese delito de incitación a la violencia cuando llama a la militancia del Partido de la Liberación Dominicana, que él lidera, a destruir las eventuales carpas que coloquen los seguidores oficialistas en los alrededores de los colegios electorales el próximo 19.

Un líder de la categoría de quien fue presidente de la República durante ocho años, y que además dirige una de las formaciones políticas fundamentales del sistema de partidos, debe ser lo suficientemente prudente y medido para conocer el alcance de sus arengas.

La incitación de Medina tiene varios puntos relevantes, pero fuera del delito en que incurre, hay dos de carácter electoral que su desatino no alcanza a calibrar.

El primero tiene que ver con lo que ya ha determinado la Junta Central Electoral (JCE) respecto de las carpas partidarias, las cuales el órgano de comicios prohibió tajantemente a partir de las alegaciones que produjeron esas instalaciones luego del proceso de febrero pasado.

En consecuencia, la perorata de Medina carece de sentido, si se toma en cuenta la señalada disposición.
El otro aspecto es aún más relevante para los intereses del partido morado y de toda la oposición, puesto que, si entre sus argumentos figura la supuesta manipulación del proceso por el oficialismo para provocar la abstención de sus adversarios, podemos suponer que, con un ambiente de posible violencia, los votantes poco motivados preferirían quedarse en sus casas para no exponerse.

Esto tiene un referente histórico que Danilo conoce perfectamente. Se trata de las elecciones de 1966, cuando el profesor Juan Bosch, candidato frente a un Joaquín Balaguer aupado por los invasores estadounidenses, llamó a sus seguidores a que fueran a votar armados con palos y piedras para defender el voto.

¿Qué hicieron miles de partidarios del PRD? Se quedaron en sus casas para no convertirse en presa de los violentos determinados a imponer a Balaguer. ¿Es esto lo que Danilo quiere para luego alegar irregularidades?

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Edificio La República: Restauración No. 138, cuarta planta, Santiago, República Dominicana. Teléfono: 809-247-3606. Fax: 809-581-0030.
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