Opinión
Febrillet, Blas y el sistema justicial imperante
Published
9 años agoon
Por Narciso Isa Conde
El hecho criminal merece todos los repudios y todo parece indicar que los autores del volumen de de disparos que le quitó la vida al ex rector Mateo Febrillet e hirió a su secretaria, que además -y sobre todo- perseguía matar al dirigente político Eduardo Montás, van a ser procesados judicialmente con una intervención activa y radical del Ministerio Publico, de la cúpula del PLD y del gobierno.
No ha sido así en otros casos criminales de parecida envergadura, incluidos algunos recientes.
Pero en este se trata del asesinato de un exrector de la UASD y excandidato a Senador del PRM, y de un hecho que embarra otras candidaturas de ese partido opositor y a la propia dirección perremeista que negoció esas candidaturas a conciencia de con quienes lo hacía, lo que estimula por descontado la saña del poder peledeísta en tiempo de campaña electoral.
A eso se agrega el interés del cohollo empresarial de romper el monopolio de la poderosa FENATRADO para imponer su oligopolio.
Entre los poderes que pueden gravitar sobre el sistema judicial y el país no parece que el de la FENATRADO de Blas Peralta y compartes tenga las de ganar.
Las tienen fea y no precisamente porque el ministerio público y el sistema de tribunales sea confiable.
Otra cosa sería si los matadores fueran jerarcas peleideístas o del CONEP, sin negar que se trata de un poder manipulado por la cúpula del partido oficial que exhibe niveles desbordados de corrupción que le posibilitan a sectores con capacidad de soborno y terror comprar sentencias, aunque no sean del engranaje morado. En ese “nicho” está el chance de FENATRADO, como el de otros sectores parecidos.
La manipulación peledeísta opera así en cada uno de los dos componentes del sistema judicial, es bueno refrescarlo:
TRIBUNALES
AL interior del poder judicial la escalera de control tiene su peldaño más alto en el cogollo de la SUPREMA CORTE, ya que se ha evidenciado que Arias Valera, miembro del Consejo del Poder Judicial, no era más que uno de los principales operadores a nivel intermedio y que los jueces y juezas como Awilda Reyes actuaban como subordinados/as a instancias superiores.
Al “quemarse” esos peldaños intermedios, a consecuencia de denuncias formuladas por el Procurador General y la Procuradora del Distrito Nacional, están siendo sacrificados, no se sabe con cuales implicaciones, dada su condición de partícipes de la corrupción de un colectivo mayor.
Pero eso no es todo. En las cúpulas del Poder Judicial y del Ministerio Público, el ex -presidente Fernández ubicó siempre figuras de su confianza política y personal que pudieran garantizar impunidades de variados calibres.
Dentro de esa lógica, la asesoría en el caso de la Sund Lan y otros procesos delicados, catapultó a Mariano Germán al cargo que ocupa; mientras Radhamés Jiménez, luego de liderar el Ministerio Público por largo periodo, ejerce funciones de intermediación entre el ex–presidente Fernández y el sistema judicial por ellos conformado.
Así ha operado la escalera de mando en ese poder del Estado, cuyos jueces afines no han vacilado en proteger a políticos corruptos de diferentes jerarquías.
MINISTERIO PÚBLICO
El Ministerio Público, que tiene su propia jerarquía de mandos, en buena medida salió del control leonelista y pasó a ser manipulada por el danilismo.
En el presente, importantes enclaves para administrar impunidad en los tribunales los controla el ex-presidente morado; mientras que para fines parecidos, la otra facción controla desde el Palacio Nacional muchas áreas del Ministerio Público a través del nuevo Procurador. Ambas facciones condicionadas por el pacto electoral (re-postulación por impunidad) y por las oportunidades para joderse ente sí.
Por otra parte, no hay manera de obviar el proceder dual de jefes y tutores del Ministerio Público atados al pacto de impunidad y al afán reeleccionista del actual usuario de la atractiva “sillas de alfileres”.
Un sistema de miedo impuesto desde la cúpula alimenta actitudes generalizadas de subordinación en la membrecía de la judicatura, con pocas excepciones hasta la fecha.
LAS DOS FACCIONES SE JUNTAN EN DETERMINADOS CASOS
Esto se potencia cuando los intereses de las dos facciones oficialistas que controlan el poder judicial en su conjunto (Ministerio Público y tribunales), coinciden en un caso. Y ese es el caso de Blas Peralta y compartes; a lo que se le agrega que la acción de justicia contra ese crimen alevoso que evidencia una mayor descomposición del sistema político, motiva el clamor favorable de la UASD y de una gran parte del pueblo, al tiempo que arrincona el poder de FENATRADO y coloca en una situación difícil y en una actitud dual a las elites del PRM que patrocinaron esa “alianza” electoral.
Las tienen fea…
Momentáneamente este hecho favorece al reeleccionismo en la competencia electoral con el PRM, pero más allá de lo coyuntural gravita en detrimento de los dos bloques y del sistema político. Con éste son 7 los abatidos en esas pugnas rastreras, pertenecientes a ambos bandos y producto de sus luchas intestinas de corte mafioso. Y eso no es cualquier cosa.
Por Elba García Hernández
En los últimos días del presente año 2024 he tenido la obligación y el deber de defender derechos fundamentales ante el Tribunal Superior Administrativo y he podido comprobar lo mal que está el país en materia de justicia.
Los abusos de poder se observan en esta jurisdicción de Derecho Administrativo en cualquiera de las salas que conocen las litis que se presentan entre la administración y los administrados.
Es penoso ver como los abogados repiten como papagayos los mismos argumentos en los diferentes casos que en esta instancia se conocen. Pero peor aún el nivel de los jueces que manejan los casos.
En esta jurisdicción hay un nivel de razonabilidad que sonroja a cualquier profesional del derecho, pero las cosas se complican cuando se examinan las sentencias que emiten los juzgadores de una jurisdicción que está estrechamente vinculada con el Derecho Constitucional.
Es tanto así, que muchos de los jueces están más interesados en penalizar a las partes sobre la base de disposiciones arbitrarias e ilegales de comisionar un alguacil de estrado para que haga nuevas notificaciones y cobrarles a los litigantes por ese concepto hasta 20 mil pesos cuando se trata de conflictos legales que provienen del interior del país.
Cualquiera se forja la impresión de que existe una sociedad para hacer dinero mediante las notificaciones entre los alguaciles de estrados y los magistrados que presiden salas en el Tribunal Superior Administrativo.
Lo preocupante de este asunto es que cuando no se satisface el deseo del juez o del alguacil de estrado, ese disgusto se refleja en la sentencia que emite el tribunal.
Otro detalle importante de lo mal que se manejan algunas salas del Tribunal Superior Administrativo es que se agarran de cualquier detalle insignificante para justificar una sentencia en contra del que no se acoge a la comisión de un alguacil para fines de nueva notificación.
Impresiona, además, el poco nivel de razonabilidad de los que participan de las audiencias que se celebraran en el Tribunal Superior Administrativo.
En realidad, parece un juego de niños, lo cual desmiente los supuestos avances en Derecho Administrativo, porque la verdad es que lo ocurre en esta jurisdicción de la justicia deja mucho que desear.
Por José Cabral
El panorama que se observa en el país lleva a cualquier persona, por optimista que sea, a sentir que todo se derrumba y que nada tiene solución. No hay un solo estamento estatal que indique que el país transita por un buen camino.
Esto así, porque si al azar se escoge cualquier instancia, pública o privada, fácilmente se llega a la conclusión de que prácticamente todo está perdido. Son prácticamente nulos los referentes que indican que en el futuro se alcanzaría una mejor nación.
El principal fracaso de la sociedad dominicana tiene que ver con el fiasco que representa el Ministerio Público y la judicatura nacional, donde uno apoya la ilegalidad del otro. Es un asunto para mantenerse seriamente preocupado.
En realidad, no se sabe cuál si el fiscal o juez anda peor, pero de lo que sí se puede estar seguro es de que ambos transitan por un camino que solo garantiza el abismo de la nación.
En el país no hay proceso penal que termine de buena manera, pero tanto el Ministerio Público como los jueces recurren permanentemente a decisiones al margen de las leyes que les sirven de sustento.
El Ministerio Público sólo parece ser bueno para manejar casos de importancia mediática, mientras que los jueces se han especialistas en emitir sentencias al margen de las normas y de los derechos, deberes y principios fundamentales.
Es una verdadera vergüenza lo que ocurre en el país, ya que tribunales como el Superior Administrativo, donde el administrado busca liberarse de los abusos de la administración, tiene un nivel similar al de un juzgado de paz. Sus jueces carecen de razonabilidad y muchas veces hasta de sentido común.
En el sistema de justicia nacional se produce una verdadera negación de derechos, pero el hecho de que los jueces no puedan ser procesados por muchos de los casos que fallan, ya que hasta las acciones de amparo no pueden ser interpuestas en contra de los tribunales nacionales, habla claro de la trampa en que está envuelto el ciudadano.
Es decir, que, aunque existe la querella disciplinaria, la recusación e incluso la prevaricación, es una batalla como aquella siempre citada entre el huevo y la piedra, porque la complicidad se extiende de un lado a otro sin excluir a prácticamente la totalidad de los actores del sistema de justicia.
Adentrarse en el comportamiento de la justicia y del Ministerio Público es una razón determinante para frustrarse o resentirse, aunque, naturalmente, este mal debe combatirse con herramientas que tal vez algún día surtan efecto.
Por Nelson Encarnación
Algunas personas han llegado a afirmar que el juego de béisbol no es un deporte, sino un pasatiempo que sirve de entretenimiento a toda la familia, la que puede tener un importante consumo mientras transcurre un partido de nueve entradas, por lo general lento.
Sin embargo, somos más los que sostenemos lo contrario, no porque seamos fanáticos o seguidores, sino porque una contienda en la que medie la aplicación de estrategias no puede ser un simple pasatiempo.
Las estrategias son fundamentales en el juego de pelota, sin las cuales el resultado no puede ser el esperado, aunque no siempre estas funcionen. Como en toda actividad humana, inclusive en la guerra.
Hechas estas disquisiciones, pasamos a no entender qué ha provocado el impresionante descalabro, el resbalón sin final que ha abatido a los Leones del Escogido.
No se explica que un equipo que en los primeros 20 juegos del presente campeonato obtuvo quince victorias, haya caído a un abismo, tan profundo que, al día de hoy, está en la peligrosa ruta de quedar fuera de la siguiente ronda.
Es como estar con respiración asistida, mantenerse vivo gracias a la buena fortaleza física que se acumuló—15 victorias contra 5 derrotas—, pero no suficiente como para rebasar de manera exitosa un estado comatoso.
¿Qué hará la gerencia del equipo capitalino para tratar de revertir la ruta hacia el fondo? No preveo una opción, sobre todo, al recordar lo declarado hace un par de años por uno de los dueños del “Duro de matar”.
¿Qué dijo ese ejecutivo? Que al equipo le es económicamente más rentable quedar fuera en la serie regular que pasar a las siguientes. Algo así o algo peor, según recuerdo.
Cuando leí aquello tuve que remontarme a los pleitos con mi difunto padre—liceísta furibundo—que no asimilaba derrota frente al “eterno rival”, y yo, como escogidista, le daba la cuerda, corriendo riesgo de unos correazos por irreverente. De este tamaño ha sido mi escogidismo.
¿Hay escasez de cartera en la gerencia del equipo rojo? No lo creo. ¿Falta estrategia para la ofensiva? Lo creo un poco. ¿Cayó por un barranco irrecuperable el pitcheo de los Leones? Me quedo con esta.
Frente al despeñadero actual, los rojos no tenemos muchas esperanzas. Y por favor, no echemos la culpa al mánager Pujols.