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Opinión

Fórmula Milei: un recurso del capitalismo decadente

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Por Narciso Isa Conde

La fórmula MILEI fue diseñada y aplicada por sectores del gran capital imperialista occidental y argentino en las recientes elecciones nacionales de Argentina.

Esta fórmula es más radical que el neofascismo de Bolsonaro, Bukele y otros parecidos. Mas ultraconservadora que el proceder de los Macri, Noboa, Piñera…pero revestida de un populismo contrario a la partidocracia altamente pervertida, a la corruptela institucional y al parasitismo estatal.

Una de sus fuentes potenciales de popularidad es su crítica radical, absolutamente justa, a los políticos ladrones y al estatismo corrompido; presentes en todos los gobiernos de derecha y centro-derecha, y en una parte importante de los llamados progresistas.

Su blanco de ataque fundamental es la diversidad del progresismo y de las izquierdas, principalmente sus modalidades independientes de EEUU.

Esa fórmula de neofascismo, combinado con populismo conservador, presenta la corrupción de los políticos y del estado como la única causa de las desigualdades y el empobrecimiento; encubriendo de paso las culpas de la gran propiedad capitalista, de la explotación asalariada, de la sobre explotación y la exclusión social.

Oculta cuidadosamente la responsabilidad de monopolios y oligopolios capitalistas en todos los males acumulados a nivel del llamado tercer mundo y en las sociedades centrales del sistema imperialista.

Emplea a su favor la manipulación religiosa de la política, la ideología patriarcal y los prejuicios conservadores de todo tipo.

Promueve un falso nacionalismo, que no tiene nada de antimperialismo ni de propuesta de autodeterminación nacional y continental. Y si mucho de nazi fascismo.

La médula de su propuesta es la apropiación completa del poder por las grandes empresas privadas, a ser liberadas de impuestos, aranceles y regulaciones.

Propugna por el reino absoluto de la propiedad privada capitalista, ofertando -bajo la presión de su progresiva decadencia y su degradación ética extrema- la posibilidad de humanizarla.

Nada hablan sus portavoces de la concentración de la propiedad capitalista en el país y en el mundo.

Tampoco de la gansterización integral del capitalismo imperialista y de los capitales locales subordinados a él.

No dicen como detener y revertir ese curso hacia la degradación de las sociedades del centro y de la periferia del sistema, sin recurrir a la expropiación de los grandes capitales; porque se trata de una misión imprescindible, pero imposible de alcanzar sin enfrentarse a la dominación capitalista.

De hecho, asumen como irreversible la privatización ejecutada, empujándola a estadios mucho más perniciosos, en tanto apelan al capitalismo como único modelo de apropiación y gestión económica de la sociedad.

La diversidad de las familias, de las etnias y los fenotipos humanos, la lucha de clases, la concentración de la propiedad y la manipulación de la opresión patriarcal, son ignoradas a la hora de relacionar libertad con diversidad para crear democracia.

Cierto que los políticos de las llamadas democracias representativas han devenido en una plaga a sancionar y erradicar drásticamente; y es verdad también que de esa plaga no han estado libres ciertos progresismos falsamente calificados por Milei y sus imitadores de “socialista” y de “izquierda”.

Esa distorsión, como la de identificar estatismo e hipertrofia del estado con izquierda y socialismo, persigue desacreditar esos calificativos mal empleados, para obstaculizar las nuevas propuestas sobre la necesidad de socializar la economía, la gran propiedad y del poder, como alternativas superadoras del capitalismo imperante.

La lógica neofascista es la de reducir el estado en lo social y fortalecerlo en lo policial-militar, privatizando lo público y extendiendo la propiedad y la iniciativa privada hacia la apropiación de los recursos de la Madre Tierra. Y eso, por más vuelta que se le dé, genera más capitalismo y, sin dudas, un capitalismo cada vez más corruptor, excluyente y represivo.

Observen lo acontecido alrededor de las protestas y de la primera huelga general en Argentina, lo que no justifica el respaldo incondicional al peronismo corrupto.

Cierto, repito, que esa denominada “clase política” y su partidocracia pervertida conforman una plaga despreciable. Pero más cierto es que no es la única plaga en el contexto de un modo de producción y distribución centrado en reproducir el capital y obtener cada vez más ganancias; portador, además, de fuertes componentes opresivos heredados de formaciones económicas-sociales y culturas dominantes en el pasado. Agregada a todo esto, la cultura propia, terriblemente clasista desde su origen.

Eso no es cambio, y si lo fuera, es peor que las anteriores modalidades del neo-conservadurismo.

GLOBOS DE ENSAYO EN RD Y MÁS ALLÁ.

Aquí, y en muchos países del continente, la cultura patriarcal, la homofobia, la xenofobia, el endiosamiento de la propiedad privada y del mercado, la colonialidad racista, la religiosidad fundamentalista y la dictadura de los adultos masculinos… siguen siendo intensamente incorporadas al funcionamiento del capitalismo neoliberal y están influyendo bastante sobre el sistema de partidos y la conciencia colectiva.

Ese fenómeno ha potenciado la explotación y sobre explotación capitalista a nivel mundial, regional y nacional, y ha facilitado la gansterización del capitalismo; combinando métodos legales con ilegales, todos conducentes a dominaciones y opresiones ilegitimas.

Ese ha sido el prólogo de las fórmulas tipo Bolsonaro, Bukele, Milei, Noboa… cada una adaptadas a las particularidades nacionales y aplicadas con intensidades variadas y grados diversos,

Es montándose sobre el sistema de la propiedad capitalista y prometiendo su ampliación, democratización y humanización, que procuran imponer y desplegar ese tipo de fórmulas.

Es coexistiendo y atizando esas culturas enajenantes, y usando sus instituciones supuestamente representativas, que procuran crear instrumentos para imponer nuevas fórmulas fascistoides, en el marco de un neoliberalismo severo y luego de haber descartado o relegado al keynesianismo y la socialdemocracia-

Las altas dosis de populismo incorporadas no logran ocultar por mucho tiempo que se trata de un ultra-neoliberalismo irremediablemente empobrecedor, desnacionalizador y represivo; en el que el estado tiende a achicarse aún más en lo económico-social para ceder totalmente su lugar a la propiedad privada y al mercado, mientras abulta sus cuerpos policiales y militares.

El nacionalismo se esgrime frente a falsos enemigos, exculpando al verdadero.

La propuesta incluye la más alta dosis demagógica de la historia del capitalismo, ofertando fantasiosamente una libertad sin límite, basada en la desregulación social y el sálvese quien pueda, enarbolando las falacias del libre mercado y la libertad de empresas.

Algunos de sus portavoces proclaman sin rubor que “quien no trabaje que no coma”, y lo hacen en un marco que promete incorporar la cuarta revolución tecnológica sin reducir jornadas de trabajo y aumentando la productividad para aumentar las ganancias.

Falacias sobre falacias y engaños tras engaños.

Nos prometen propiedades y empleos a granel. Millones de empleos en plazos cortos, a cambio de liberación de impuestos a los propietarios del capital, viejos y nuevos.

Anuncian demagógicamente numerosas inversiones sociales aún dentro de la perspectiva de disponer de menos ingresos, en vista la prometida eliminación de impuestos a las empresas, ampliando la esclavitud asalariada al ritmo que quieran o puedan hacerlos su contratante.

Sobresale el hecho de que ese engendro no solo rechaza el estatismo burocrático poco eficaz, sino todas las modalidades de propiedad social o colectiva y democracia directa, lo que devela que su misión fundamental es impedir que la posibilidad de superar el capitalismo prospere.

Ese invento es de factura imperial. El mismo está destinado a evitar que en ciertos periodos la indignación frente a los desafueros de un orden capitalista decadente y sumamente cruel, se conviertan en conciencia y organización anticapitalista y antiimperialista a favor del nuevo socialismo.

En el caso dominicano eso explica, que siendo el régimen de Abinader en lo esencial más de los mismo en cuanto a sistema de partidos, le haya tenido que abrir tanta cancha al coctel de ideologías que podrían ayudar a crear progresivamente una formula tipo Milei y sus estructuras de apoyo. Ese fenómeno se expresa de igual forma en el marco de regímenes parecidos de la región latino-caribeña.

El neofascismo es un producto en crecimiento en medio de la multi crisis global de capitalismo.

El culto al dinero y al negocio, la violencia de género, la religiosidad fundamentalista y el racismo, han repuntado en el pensamiento dominante y en el proceder de sectores politizados de la sociedad.

La versión dominicana de racismo es fundamentalmente anti-haitiana. El terreno ganado por todas las fuentes que aquí podrían nutrir fórmulas de ese tipo -reforzada además esa ruta por la perspectiva de un posible desfonde del reinado Abinader-PRM a mediano plazo- ha tentado a los ideólogos y fabricantes de fórmulas concentradas en la continuidad del capitalismo decadente, a comenzar a estructurar sus globos de ensayo.

En eso están importantes centros de poder, sustentando y estimulando pastores, políticos de grupos que llaman emergente o alternativos, candidatos presidenciales de partidos “minoritarios”, comunicadores, empresarios…

Incluso algunos de ellos tienen licencia para en ciertos temas colocarse a la izquierda de un progresismo criollo ambivalente y fofo, y cuentan con luz verde para atacar ferozmente a los partidos y a los políticos; tienen libertad para entrarle a Abinader, a la narco-política y al negociazo de los capos políticos, militares y empresarios en la frontera…

Pero todo eso sin derecho a atacar el capitalismo y el imperialismo que engendra todos los monstruos y aplastan la soberanía de las dos repúblicas de esta isla caribeña.

Sin referirse a los roles nefastos de los 10 mega millonarios dominicanos seleccionados por la revista Forbes.

Sin cuestionar las funciones corporativas del empresariado: CONEP, AIRD, Cámaras Minera y de Comercio…ni el intervencionismo de la USAID-CIA, del Comando Sur del Pentágono, la DEA, el FBI y la OEA…

Sin enfrentar a los TRUMP y los BIDEN, ni a los Bolsonaro ni a los Milei…

Obviando los peligros del neofascismo a nivel global y sus antecedentes, incluso el relevante detalle de la asesoría de Milei a figuras funestas de la dictadura fascista argentina.

Sin condenar las horripilantes guerras imperialistas.

Sin tocar el latifundio, ni la gran propiedad capitalista, ni la usura de la banca privada, ni los graves delitos empresariales.

Atacando a posteriori los partidos a que pertenecieron pocos años antes y alquilando o formando otros iguales o peores.

Apoyando la permanencia de una policía criminal.

Junto a los negocios y al fundamentalismo de “Batalla de la Fe” y otras sectas made in usa.

Junto y estimulando las herencias perniciosas de Trujillo y Balaguer.

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Opinión

La CIA, Mockingbird y los periodistas

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(I)

Por Oscar López Reyes

Desde 1950, tres años a posteriori de su creación -1947- la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos comenzó a instrumentalizar a periodistas para manipular y moldear a la opinión pública mundial, en una abominable labor de zapa, en el cenit geopolítico de la Guerra Fría entre dos superpotencias imperiales. Su proyecto primigenio, y el más escalofriante, ha sido la encubierta Operación Mockingbird, mediante la cual se ocultaron y tergiversaron informaciones para influir a favor de los designios norteamericanos, y desde 2019 ejecuta a gran escala una campaña de reclutamiento para difundir noticias y entretenimiento en redes sociales y plataformas streaming.

En estos 78 años, la CIA ha invertido miles de millones de dólares en el enlistamiento de periodistas anti-éticos y anti-democráticos y en infiltración en medios de comunicación para divulgar programas propagandísticos, engendrando el descrédito y la desconfianza ciudadana, así como la animadversión de adversarios en guerras.

La operación Mockingbird, que inicialmente consistió en escuchas telefónicas periodísticas sin orden judicial, fue llevada a cabo por la CIA para identificar fuentes de filtraciones de datos de alta inteligencia. Principió grabando conversaciones privadas de Hanson Baldwin, reportero de seguridad nacional del New York Times, entre el 12 de marzo y el 15 de junio de 1963, desde el Despacho Oval de la Casa Blanca.

Las grabaciones fueron por iniciativa del presidente de Estados Unidos, Jhon F. Kennedy, luego que se incomodara por un reportaje de primera plana publicado por Baldwin (ganador del Premio Pulitzer en 1943 por su cobertura de la Segunda Guerra Mundial) en la edición del 26 de julio de 1962 del New York Times en el que, amparado en una información clasificada, revelaba el número de misiles nucleares en el arsenal estadounidense. A su vez, comparaba esos depósitos atómicos de Estados Unidos con los de la Unión Soviética, y el afán de esta última superpotencia por resguardar sus emplazamientos de misiles balísticos intercontinentales.

A seguidas, la CIA también intervino los teléfonos residenciales de los columnistas Robert S. Allen y Paul Scott (The Allen-Scott Report, publicada en unos 300 periódicos), tras estos dar a conocer secretos clasificados de Estados Unidos. Más adelante, el Buró Federal de Investigaciones (FBI) se incorporó a las averiguaciones y vigilancia para detectar quienes desde los organismos de inteligencia estaban infiltrando informaciones a la prensa. También produjo la intercepción telefónica a la periodista de Newsweek, Lloyd Nornam, y el secretario de Estado Dean Rusk presionó para que CBS News no difundiera un reportaje del periodista Daniel Schorr sobre el espectacular escape de ciudadanos de Alemania Oriental a través de un túnel bajo el Muro de Berlín.

Por intermedio del proyecto Mockingbird -según variadas fuentes- para divulgar propaganda proestadounidense y truquear a la opinión pública contra la influencia comunista, aceptaron ser asalariados de la CIA cientos de periodistas de The New York Times, The Washington Post, Newsweek, ABC, CBS, NBC, la revista Time, Louisville Courier Jounal, Copley News Service, la agencia internacional Reuters y otros medios de América Latina, Europa y otras regiones.

Los objetivos bien definidos de la contratación a sueldo de la red de periodistas, publicaciones, televisoras y emisoras tengo que segmentarlos en siete:

1.- Difundir relatos preescritos por la CIA, para tratar de cambiar la percepción global sobre situaciones y personas, siempre favorables a Estados Unidos.

2.- Controlar la política editorial de medios comunicativos, a través de altos ejecutivos y editores, en una novedosa interacción subrepticia gobierno-prensa.

3.- Ocultar informaciones perjudiciales o desfavorables a Estados Unidos, en una intromisión estatal sin precedentes.

4.- Inclinar la balanza para conveniencia estratégica de Estados Unidos en coberturas informativas, artículos de opinión, editoriales y otros géneros periodísticos.

5.- Contrarrestar la propaganda e influencia de la Unión Soviética, con mecanismos sofisticados de persuasión pública.

6.- Suministrar datos de inteligencia, en una típica tarea de espionaje.

7.- Detectar a agentes o empleados de organismos de inteligencia que confidencialmente suministraban informaciones a periodistas.

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El autor: Redactor principal del Código de Ética del Periodista Dominicano y autor exclusivo del libro “La Ética en el Periodismo. Los cinco factores que interactúan en la deontología profesional”.

 

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Opinión

Cuando el privilegio pesa más que el salario

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Por Isaías Ramos

En el artículo anterior, “Cuando trabajar no alcanza”, mostramos lo esencial: en nuestro país hay trabajadores a tiempo completo que, aun cumpliendo con todo, no alcanzan el costo de la canasta básica. Hoy toca cerrar el círculo con una pregunta inevitable: si el Estado asegura que no tiene margen para indexar el ISR ni para acercar los salarios a la canasta, ¿cómo sí lo tiene para blindar exenciones y subsidios que ya rondan el medio billón de pesos al año?

La comparación es contundente: alrededor de RD$19 mil millones para cumplir la indexación —lo mínimo para que la inflación no se coma el salario por la vía del impuesto— frente a más de RD$500 mil millones en gasto tributario y subsidios no focalizados. Esa diferencia no es técnica; es moral. Es un impuesto silencioso al trabajo para sostener privilegios que casi nunca rinden cuentas.

No hablamos de milagros, sino de coherencia constitucional.

Primero derechos; después privilegios.

La indexación es justicia básica; que el salario cubra la canasta es dignidad mínima. Cuando eso no ocurre, todo lo demás se convierte en una transferencia regresiva: recursos públicos arriba y salarios de subsistencia abajo.

Lo vemos en historias como la de Marta, cajera en una tienda que abre seis días a la semana. Gana el salario mínimo del tramo superior y aun así no le alcanza para transporte, alimentos y educación básica de sus hijos. Todos conocemos una Marta. Su caso no es la excepción; es el reflejo de un modelo.

Reconocemos, sin ambigüedades, que ciertos sectores han traído inversión y empleo. Pero en un Estado Social y Democrático de Derecho, la prioridad no se discute: derechos primero, incentivos después. Si un sector recibe exenciones millonarias durante décadas, la contrapartida mínima es un salario mediano por encima de la canasta y una reducción verificable de la informalidad. Y si los beneficios se justifican por su aporte, ese aporte debe comprobarse con datos públicos.

Las preguntas son simples, y las respuestas deberían serlo también:

  • ¿Cuál es su salario mediano y qué parte de la canasta cubre?
  • ¿Cuál es su aporte fiscal neto, descontadas exenciones y transferencias?
  • ¿Qué metas salariales y de formalización han cumplido —auditadas y con plazos—?

Si esas respuestas no existen, la falla no está en quien critica, sino en un modelo que evita mirarse al espejo.

Cuando miramos la región, el panorama se vuelve más claro y más crudo. Llevamos décadas creciendo alrededor de 5 % anual, más del doble del promedio latinoamericano. Sin embargo, datos del Banco Mundial muestran que menos de 2 % de los dominicanos ascendió de grupo de ingreso en una década, frente a un 41 % regional. Es una de las movilidades más bajas de América Latina: un motor económico de alta potencia montado sobre una carrocería social demasiado frágil.

A eso se suma un mercado laboral con alrededor de 55 % de informalidad, superando un promedio regional que ya bordea la mitad. Millones de personas trabajan sin contrato, sin protección y sin capacidad de negociación. Mientras tanto, el salario mínimo formal del sector privado no sectorizado —según el tamaño de la empresa— oscila hoy entre unos RD$16,000 en las microempresas y cerca de RD$28,000 en las grandes, y ni siquiera en su tramo superior alcanza el costo de la canasta familiar nacional, que ronda los RD$47,500, ni la canasta del quintil 1, situada en torno a RD$28,400. La mayoría de los trabajadores informales ni siquiera se acerca a esos montos.

Ahí está el nudo del modelo: un PIB que corre por delante del promedio regional, con salarios más bajos, más informalidad y menor movilidad que casi todos. Ahí es donde la retórica del “milagro” deja de coincidir con lo que millones viven cada día: jornadas largas, ingresos insuficientes y un crecimiento que no se traduce en dignidad.

Y, mientras tanto, la indexación —que solo evita que el impuesto castigue el salario— se presenta como inalcanzable. No lo es. Lo inalcanzable es pretender estabilidad congelando la protección del trabajador mientras se blindan privilegios que nadie revisa con lupa desde hace décadas. Eso no es estabilidad; es un subsidio a la precariedad.

La discusión no es “si hay dinero”, sino de dónde es justo que salga.

¿De quienes ya no pueden más, o de exenciones que llevan medio siglo sin evaluación seria?

¿De la nómina de la clase trabajadora, o de regímenes especiales convertidos en vacas sagradas?

En el Frente Cívico y Social entendemos que la guía es simple y está escrita en la Constitución. El artículo 62 establece, entre otras cosas, que es finalidad esencial del Estado fomentar el empleo digno y remunerado y, en su numeral 9, consagra el derecho a un salario justo y suficiente para vivir con dignidad. No es poesía; es mandato. Si el salario mediano de un sector no cubre la canasta, ese sector no cumple con la dignidad mínima. Y si además recibe exenciones, la obligación de rendir cuentas es aún mayor.

Y porque no hay dignidad sin desarrollo, no olvidemos lo esencial: salario digno es demanda interna, productividad futura y estabilidad social. Con sueldos de miseria no se construye un mercado interno robusto, no se fortalece el capital humano, no hay escalera de movilidad. Lo que se “ahorra” hoy en salarios bajos se paga mañana en menor crecimiento y mayor conflictividad.

En una frase: un país que se respeta no pone el privilegio por encima del salario, ni el incentivo por encima de la dignidad. Cuando la política honra esa jerarquía, la estadística deja de ser consuelo y se convierte en vida vivible.

Despierta RD

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Opinión

La Corte Penal Internacional y los Tribunales Penales Internacionales  (1 de 2)

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Por Rommel Santos Díaz

A diferencia de la Corte Penal Internacional, cuyo estatuto es el resultado de varios años de debates y de la Conferencia de Plenipotenciarios, los tribunales Ad –Hoc para la Ex Yugoslavia  y Ruanda  son la expresión de una respuesta a dos situaciones específicas caracterizadas por la comisión de atrocidades en el territorio de estos países.

Fue precisamente la gravedad de las circunstancias lo que obligó al Consejo de Seguridad a ejercer las atribuciones que le confiere el  Capítulo VII de la Carta de las Naciones Unidas para crear las jurisdicciones penales Ad – Hoc para la Ex Yugoslavia ( Resolución  827 de 1993) y para Ruanda (Resolución 955 de 1994)

En estos casos, ambos tribunales tienen virtualmente estatutos idénticos y también compartieron algunas instituciones comunes, como  por ejemplo el Fiscal, dado que a partir del 15 de septiembre del 2003, el Consejo de Seguridad designo a Hassan Bubacar Jallow como Fiscal del  Tribunal Penal Internacional  para Ruanda.

La Fiscal Carla Del Ponte ejerce su competencia exclusivamente en relación al Tribunal Penal Internacional  para la Ex Yugoslavia. Las características comunes entre ambos tribunales han tenido como consecuencia, al menos en el ámbito teórico, la economía y uniformidad en el ámbito fiscal  hasta el año 2003 así como en el desarrollo de una línea jurisprudencial sólida y constante en el análisis de sus respectivos casos.

De esta forma la creación de dichos tribunales Ad-Hoc constituye un desarrollo sin precedentes a favor de la implementación de las normas sobre derechos humanos que a su vez ha favorecido una dinámica positiva en el proceso de creación de un sistema de justicia penal internacional  que se concreta casi una década después con el inicio de las funciones  de la Corte Penal Internacional.

Por su lado el Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia y el Tribunal Penal Internacional para Ruanda fueron creados por resoluciones del Consejo de Seguridad en virtud de las cuales son considerados como órganos judiciales subsidiarios del mismo.

Se ha establecido que aun cuando fueron creados por el Consejo de Seguridad, el cual no es un órgano judicial, esto no afecta la validez del acto jurídico de creación puesto que ambos son el reflejo del ejercicio del mandato del principal órgano de las Naciones Unidas  para mantener la seguridad y la paz internacional.

Esta línea de razonamiento concuerda con la establecida por la Corte Internacional de Justicia en su Opinión Consultiva sobre los efectos de las compensaciones concedidas por el tribunal administrativo de las Naciones Unidas de 1954.

Por tanto, mientras la Corte Penal Internacional es un tribunal internacional independiente, el Tribunal Penal Internacional para la Ex Yugoslavia y el Tribunal Penal Internacional para Ruanda son órganos judiciales subsidiarios del Consejo de Seguridad Conforme al Artículo 2 del Estatuto de Roma, la Corte Penal Internacional mantiene relaciones de cooperación con el sistema de de las Naciones Unidas, pero ello no afecta su  independencia con respecto a dicha organización internacional.

Rommelsantosdiaz@gmail.com

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Edificio La República: Restauración No. 138, cuarta planta, Santiago, República Dominicana. Teléfono: 809-247-3606. Fax: 809-581-0030.
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