Por Rosario Espinal
Quizás la propuesta de reducir los diputados es una moneda de canje; ya se habla de reducirlos solo en 20.
El presidente Luis Abinader dijo por buen tiempo que haría una reforma constitucional sobre dos puntos: poner candado al sistema de una sola repostulación (lo que ya establece la Constitución) e independizar el Ministerio Público, modificando la forma de nombramiento del procurador/a.
A última hora, sin embargo, aparecieron en la propuesta de reforma otros dos puntos: la unificación de las elecciones y la reducción del número de diputados electos por circunscripciones territoriales y un aumento de las diputaciones nacionales.
No me referiré al tema de la unificación de las elecciones porque publiqué un artículo al respecto el pasado 18 de septiembre titulado: “¿Separar o unificar las elecciones?”. Me concentro ahora en comentar la propuesta sobre los diputados.
En la legislación actual hay en total 190 escaños de diputados: 178 son electos en circunscripciones en el territorio dominicano mediante el voto preferencial, siete son diputaciones del exterior y cinco son diputaciones nacionales elegidas por acumulación de votos de los partidos.
El proyecto de reforma constitucional sometido al Congreso propone bajar el total de diputaciones de 190 a 137, distribuidas de la siguiente manera: 110 diputaciones por circunscripciones en el territorio nacional, siete del exterior y 20 diputaciones nacionales.
En el país hay 12 provincias con solo dos diputaciones por su poca población (a esas no se puede por ley reducir escaños), 16 provincias que tienen entre tres y siete escaños y luego están las grandes: San Cristóbal con 10 escaños, Santiago y el Distrito Nacional con 18 escaños, respectivamente, y la provincia Santo Domingo con 43 escaños.
Para reducir 68 escaños de circunscripciones territoriales como propone la reforma constitucional (de 178 a 110), hay que quitar escaños a las provincias de mayor población. Veamos entonces los problemas.
El Senado tiene una representación territorial con un senador/a por provincia independientemente de la población. La Cámara de Diputados, por el contrario, utiliza el territorio y la población para asignar escaños. Si se reducen en las provincias de mayor población, habrá menor representatividad política de las circunscripciones más pobladas.
Por otro lado, en un sistema político como el dominicano, donde ha habido un partido dominante durante todo este Siglo XXI (el PLD y ahora el PRM), reducir los escaños podría resultar en mayor control de la Cámara de Diputados por el partido ganador. Y es que el método D’Hondt que se utiliza para asignar escaños tiene como referencia en el coeficiente de cálculo la cantidad total de votos que obtiene cada partido o alianza.
En cuanto a las diputaciones nacionales que se eligen por acumulación de votos, aumentarlas de cinco a 20 significa otorgar mayor poder a las cúpulas partidarias para la negociación de las candidaturas dentro de los partidos grandes y con sus aliados, y quitar poder de elección directa vía el voto preferencial a la ciudadanía.
Ahora bien, quizás la propuesta de reducir los diputados es una moneda de canje; ya se habla de reducirlos solo en 20. De todas maneras, he querido explicar los efectos políticos de la propuesta de reforma originalmente sometida.