Conecta con nosotros

De portada

Las escenas de robos en medio de accidentes de tránsito dejan claro cómo se han perdido valores humanos y morales.

Published

on

Por Elba García

El accidente ocurrido en la cañada seca de la carretera Sánchez en el distrito municipal de Quita Sueño del municipio de Haina, donde ya está confirmado que murieron diez personas y otras 17 resultaron heridas, así como que hay varias desaparecidas, ha sido el escenario para reconfirmar una conducta que se ha vuelto recurrente cuando se producen acontecimiento de este tipo.

El asunto tiene que ver con que decenas ciudadanos del lugar se han dedicado a promover el país de tan mala manera, ya que el camión que iba cargado de cemento y cuyo producto quedó esparcido en el lugar donde ocurrió lo que muy bien podría llamarse una tragedia, se han dedicado a apropiarse del mismo de forma que llama a la atención de los que todavía en el país tienen algún tipo de sensibilidad y de honestidad.

Hombres y mujeres dotados de cubetas, sacos y otros instrumentos se han sumergido como verdaderos buzos en la zona que se ha vuelto gris por la gran cantidad de cemento esparcido en el lugar como resultado del accidente del camión que cargaba el producto con un minibús de pasajeros.

Las expresiones en el lugar donde ciudadanos desaprensivos recogen el cemento pueden parecer graciosas, pero en realidad se trata de un retrato fiel de la pérdida de los valores nacionales, ya que el asunto ya se ha vuelto tan común que ha pasado a formar parte de la vida de la población dominicana.

El sólo hecho de pensar que un ser humano le ponga mayor atención a sustraer algo que no es suyo en medio de un accidente de tránsito y que muy poco le importe que allí hayan muertos y heridos, que tal vez necesitan de su ayuda para salvar la vida, causa una sensación de tristeza y dolor, porque podría ser que ello sea una proyección de lo mal que anda la sociedad.

De acuerdo a los reportes, bolsas de cemento del tamaño de un tinaco cayeron en una cañada seca de la carretera Sánchez, lo que ha sido aprovechado por ciudadanos sin escrúpulos para dedicarse a recoger ese producto para venderlo y buscar resolver parte de su miseria.

Entre las expresiones de los insensibles ciudadanos está aquella que dice “Es a quinientos que esta la funda”, refiriéndose naturalmente a lo que caro que está el cemento en el mercado, cuyos audaces individuos  se veían salir del hoyo donde cayó el camión con todo su cuerpo embarrado del material de construcción con un saco en sus hombros.

Entre muchas de las cosas que se escuchaban en el lugar donde se movían los atrevidos están aquellas que hacían alusión a lo que harían con el cemento recogido en el entorno de la tragedia, que lo utilizarían para pegar algunos bloques o sencillamente para buscarse algún dinero”.

Evidentemente que la escena de dolor por la tragedia también sirve para medir la miseria que impacta a mucha gente, pero lo peor de todo es que también proyecta un panorama de poca sensibilidad y de la desaparición de una serie de valores humanos y morales que anteriormente se observaban en el país.

Este fenómeno, que muy bien podría ser común a otras naciones latinoamericanas, pero que en realidad parece único, aunque no lo es, en un país como la República Dominicana, donde incluso la impunidad permite que el mismo ocurra, ya que constituye parte del diario vivir de los dominicanos.

Este tipo de comportamiento se ha vuelto tan común, que de alguna manera es una expresión de que la gente del pueblo ya ha asimilado profundamente el antivalor de preguntar dónde está lo mío, actitud y frase proveniente de la actividad político-electoral.

Este tipo de conducta ocurre regularmente en las carreteras nacionales, pero muchas veces con perfiles aún peores, como aquellos que todo el que acude ante la ocurrencia de un accidente es para sustraer hasta las prendas de vestir de las víctimas.

Y en realidad no se trata de cantidades pequeñas de personas las que lo hacen, sino de grupos significativos de ciudadanos, que muy poco les importa la vida del que yace en el pavimento en un estado agónico y que demanda la asistencia de alguien para garantizar permanecer con vida.

Pero en medio de ese cuadro de sangre, muerte y dolor los que se dedican a estos menesteres, que no son pocos, no miran hacia el herido que necesita de su ayuda, sino hacia sus zapatos, camisas, anillos y cadenas para convertirlos en un deshonesto e insensible negocio sobre la base de la ocurrencia de una tragedia por un accidente de tránsito.

Lo peligroso de esta conducta es que nadie se sonroja de lo que hace e incluso hacen alardes de su audacia y de la pérdida de su sensibilidad humana.

El fenómeno amerita de un estudio profundo de la psicología de las personas que se dedican a estos menesteres para entender la metamorfosis que se observa en el pueblo dominicano y de la causa que la genera, cuyas razones podrían tener los mismos orígenes de lo que ocurre en el mundo de la política partidista nacional, donde prevalece el famoso “dónde está lo mío”.

Click to comment

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

De portada

La justicia atrapada en la ineficacia y las malas artes de la partidocracia y de los vicios del poder que dañan la democracia.

Published

on

Por Elba García

Desde el Tribunal Constitucional, que tiene la misión de mantener el control de la constitucionalidad, hasta el de menor jerarquía como son los juzgados de paz interpretan la ley generalmente al margen del espíritu de la misma y sobre la base de un criterio que no contribuye en nada con el Estado Social Democrático de Derecho, aspecto central del constitucionalismo moderno.

Esta conducta de quienes tienen la responsabilidad de promover seguridad jurídica en el país es una de las principales preocupaciones de los sectores más pensantes de la sociedad dominicana, donde es parte del diario vivir la emisión de sentencias al margen del respeto que se debe observar de los derechos fundamentales en virtud de las normas internas y de las externas que son de obligatorio cumplimiento.

El fenómeno dominicano en materia de justicia preconiza un comportamiento de los jueces y de los fiscales que se fundamenta en un tema que se ha establecido a partir de una cultura de lo mal hecho sin  ni siquiera pensar en las consecuencias sociales de sus acciones.

El problema reviste tanta gravedad que, aunque no hay estadísticas al respecto, la vía de hecho toma cuerpo en el país, cuya expresión más contundente son los crímenes a través del sicariato y de otros acontecimientos que se caracterizan por la violencia extrema.

La eficacia en la aplicación de la ley por parte de los tribunales de las diferentes jurisdicciones del sistema de justicia se ha vuelto más salvaje entre  los dominicanos para darle salida a los conflictos sociales.

La falencia de la justicia en lo que respecta a emitir sentencias que fortalezcan el estado de derecho, no es exclusiva de los tribunales ubicados en la escala más baja del sistema, sino que lo peor se produce en las altas cortes como la Suprema Corte de Justicia y el Tribunal Constitucional, en cuyo último los recursos de revisión de las acciones de amparo y las decisiones jurisdiccionales duran años para ser fallados en violación de su propia ley orgánica, la 137-11.

La llamada mora judicial es un cáncer que le ha matado la credibilidad al sistema de justicia nacional, pese a los discursos de sus actores que hablan de unos logros que nadie puede ver,

El cuadro luce tan amargo que los tribunales de instrucción del Distrito Judicial de Santiago no fijan audiencia para conocer recursos de apelación en violación del articulo 149 de la Constitución que dispone el doble grado.

De igual modo ocurre con las cortes de apelación civil donde un recurso de oposición es fallado hasta dos y tres años después de haber sido sometido por la parte que ha sucumbido en un proceso mediante la aplicación de la figura del defecto.

Asimismo, hay jueces de la jurisdicción civil ordinario que emiten sentencias extrapetitas, es decir, al margen de los pedidos de las partes en litis y además en franca violación de su competencia, sin que para mejorar haya un control de los fallos jurisdiccionales y cuya única opción es recurrir en apelación o casación que implica esperar años para el fallo, lo cual muchas veces ocurre cuando una de las partes ya ha muerto.

Sin embargo, pese a estas graves debilidades del sistema de justicia nacional en el país hay un discurso repetitivo de que hay una importante mejoría del estado de derecho y de la democracia.

Otro de los problemas del sistema de justicia es que los partidos mantienen su control, ya que su escogencia se produce a través del Consejo Nacional de la Magistratura (CNM), el cual es un diseño de la partidocracia para evitar que aquellos actores de la vida política nacional no estén expuestos a sanciones judiciales de los jueces que son escogidos por ellos.

Este panorama desmejora la llamada democracia representativa que hoy por hoy ha dejado resultados que dejan mucho que desear y cuyo descredito no augura para los pueblos que la padecen un futuro promisorio, lo que incluso ya la coloca en un punto de total falta de legitimidad.

Continue Reading

De portada

Abandono de investigación y bajo nivel académico impacta universidades que operan sin supervisión.

Published

on

Por Elba García

Las universidades de la República Dominicana prácticamente han abandonado su cumplimiento con su misión de desarrollar investigaciones científicas y de igual modo preservar o implementar programas educativos para mejorar el bajo índice académico que les afecta.

El problema no constituye un asunto aislado, sino que forma parte de la deficiencia y debilidades   institucionales del país, cuyos centros de altos estudios no son sometidos a la fiscalización que dispone la Ley Orgánica del Ministerio de Educación Superior ( MESCyT ), porque pesa más la politiquería que tener un país mejor.

El asunto genera que muchos estudiantes egresen de las diferentes carreras que se imparten en la gran diversidad de las universidades nacionales con un nivel de formación que puede definirse de muy precario, muy pobre, que no pasan de ser analfabetos funcionales.

Sin embargo, la deficiencia importa tan poco en un país donde el Estado no tiene capacidad de regulación, ni de fiscalización y mucho menos de supervisión, que las universidades no pasan de ser una buena industria para producir dinero y nada más.

La gravedad de la cuestión llega tan lejos que incluso los propios docentes de las casas de altos estudios dejan mucho que desear porque no tienen la formación académica e intelectual requerida para proporcionar una buena educación superior.

Las universidades del país, naturalmente no todas, no pasan de ser un gran negocio manejado por familias muy concretas y específicas que tampoco cumplen con el mandato de la norma que la regula y delimita y define lo que son instituciones sin fines de lucro.

Pero la falta de control del sistema educativo nacional ha convertido a las universidades en centros para egresar a personas que luego no tienen espacio en el mercado laboral, en virtud de que no tienen la preparación que reclama la industria nacional.

Es una pena observar el sendero escogido por las universidades, el cual no tiene nada que ver con su misión de desarrollar las ciencias y las tecnologías, así como el nivel intelectual de la sociedad.

Naturalmente, no se trata de un fenómeno exclusivo de la educación superior, intermedia y primaria, sino de todo el andamiaje público, donde la capacidad importa poco, sino la politiquería y el amiguismo, ya que incluso hasta el otorgamiento de una licencia de operación en este sector está fundamentado en un criterio desviado de los estándares que deben prevalecer al respecto.

No hay ningún tipo de evaluación que pueda arrojar buenos resultados en la República Dominicana, porque más que un instrumento para lograr un verdadero desarrollo nacional, la educación superior ha pasado a ser un negocio vulgar de “vivos” y de personas que se dedican al tráfico de influencia.

El problema de la educación superior se suma a la imposibilidad que afronta la sociedad dominicana de promover reforma en instituciones y órganos del Estado que no hay forma de que den pie con bola, como el Ministerio Público y la Policía Nacional, por sólo citar algunos.

La población estudiantil dominicano es bastante grande, pero ello no ha servido para que el sector se menaje con criterios de excelencia académica para construir una mejor nación, cuyos estándares sean comparables con otros países del hemisferio y de otros continentes.

Lo peor del problema es que el país no cuenta con una agenda nacional para enfrentar la deficiencia e insertar la nación en los mejores estándares educativos de Latinoamérica, el Caribe y el mundo.

Continue Reading

De portada

Santiago es parte de un fenómeno general que impacta al país en el que las instituciones sin fines de lucro son un botín personal.

Published

on

 Por Elba Rosa García

El fenómeno de la apropiación de las instituciones sin fines de lucro y muchas otras que juegan un papel social y político importante que se debaten entre una serie de intereses individuales de personajes de la sociedad dominicana que sólo se mueven para perjudicar a las grandes mayorías nacionales.

Es una preocupación que tiene su base de sustentación en una herencia histórico-cultural que se apoya en una serie de antivalores que promueven el individualismo como estilo de vida.

El escenario es ahora el Patronato Cibao contra el Cáncer, donde convergen algunos sectores que buscan utilizar esta institución para fines que no se corresponden con sus objetivos.

En los últimos días allí ha explotado un escándalo que habla de serios actos de corrupción que ahora se ventilan en los tribunales del Distrito Judicial de Santiago, cuya irregularidad también se observa en otras entidades de igual carácter como las cooperativas de ahorros y préstamos, las cuales también han tenido un notable éxito en el manejo de fondos de las comunidades.

La Corte de Apelación Civil de Santiago tiene en fase de fallo una demanda civil para buscar la nulidad de una asamblea que permitió escoger una nueva directiva en medio de serios escándalos de corrupción, que incluye una supuesta deuda de más de ochocientos millones de pesos.

Recientemente, tras la celebración de la referida asamblea, hubo que sacar a los que ostentaban la dirección del Patronato con la fuerza pública, drama que prevalece de forma genelizada en el país porque los que llegan a este tipo de organizaciones se llegan a creer dueño del patrimonio de la misma como si se tratara de una herencia familiar.

Este tipo de problema es un asunto que debe enfrentar la sociedad dominicana, porque el mismo se agrava en razón de que los propios tribunales se manejan con una actitud muy complaciente con los que incurren en semejante travesura.

 La demanda civil que busca la nulidad de la asamblea general extraordinaria en la que se eligió una nueva directiva en el Patronato Cibao contra el Cáncer, quedó en fase de fallo en la Corte Civil y Comercial de Santiago tras los jueces reservarse la decisión.

La acción legal proviene del destituido presidente del Patronato Cibao contra el Cáncer, quien solicita que se deje sin efecto dicha asamblea, bajo el alegato de supuestas irregularidades en el proceso y violaciones al debido procedimiento. Los abogados del demandante también pidieron la designación de un administrador judicial, argumentando que la reunión estuvo “plagada de vicios”.

La decisión podría ser emitida en un plazo de 48 horas, cuyo acto de la demanda es el número 534, el cual  fue depositado el 23 de octubre de 2025 ante la Cámara Civil y Comercial de la Corte de Apelación de Santiago, a requerimiento de Héctor Antonio Lora Cruceta y otras partes interesadas, representadas legalmente por los licenciados Jhon Starling Fulgencio Frías, Erick R. Germán Mena y María Antonia Vargas del bufete Veras & Veras, con sede en Santiago de los Caballeros.

La situación del Patronato Cibao Contra el Cáncer es propia de una gran cantidad de organizaciones sin fines de lucro, incluido los partidos políticos, entre muchas otras que quedan atrapadas en medio de grupos que las controlan y malversan sus fondos para fines que distorsionan la razón de su existencia.

El problema en esta materia es una plaga que prácticamente se come a la sociedad dominicana, sin que haya a  la vista una solución, dado que el motivo de la misma tiene que ver con razones profundamente culturales que hoy día son parte de un problema integral de la sociedad dominicana.

Continue Reading

Edificio La República: Restauración No. 138, cuarta planta, Santiago, República Dominicana. Teléfono: 809-247-3606. Fax: 809-581-0030.
www.larepublicaonline.com  / Email: periodico@larepublicaonline.com
Copyright © 2021 Blue National Group