Por Rosario Espinal
Catastrófico, dirán unos; valiente dirán otros. Leonel Fernández apostó a los vientos y no han soplado en la búsqueda por la candidatura presidencial del PLD. No obstante persiste y persiste.
Que no soplaran no es culpa de la oposición, por más que fuera su deseo. Culpable es en gran medida la popularidad de Danilo Medina.
Hace unos días un lector me escribió preguntando por qué si la Constitución Dominicana prohíbe la reelección consecutiva se incluye a Medina en las encuestas. Dijo el lector: “Si un presidente es muy popular en Estados Unidos y se agotaron sus dos períodos, ninguna encuesta incluiría su nombre como posible candidato en las próximas elecciones. ¿Por qué ocurre en República Dominicana?”
Mi respuesta: ciertamente, en un país donde la Constitución no se cambia frecuentemente para satisfacer los deseos de un presidente, difícilmente se incluiría al presidente de turno en una encuesta electoral si no califica constitucionalmente para competir.
¿Por qué entonces lo han hecho las encuestas dominicanas? Es una pregunta válida.
Especulo que han incluido a Medina por dos razones: una, su alto nivel de aprobación hasta la fecha, y dos, en República Dominicana se modifica la Constitución cada varios años, específicamente el artículo sobre la reelección.
Los ejemplos atestiguan. En todas las reformas constitucionales del post-trujillismo se ha modificado el sistema de reelección en un sentido u otro; y las últimas dos modificaron el sistema de reelección para favorecer al presidente de turno. Hipólito Mejía lo hizo en el 2002 para poder repostularse en el 2004, y Leonel Fernández, aunque hizo una reforma más amplia, eliminó el “nunca jamás” en la Constitución de 2010 para poder ser candidato nuevamente.
Se entiende pues que Fernández esté empecinado en volver aunque los vientos se muestren impotentes. Mayor constatación no se necesita: la mayoría del Comité Político, la mayoría de los peledeístas y del pueblo dominicano prefiere a Danilo Medina en el 2016, muy distinto a lo ocurrido en el 2004 y 2008. Fernández se resiste a aceptar el cambio de preferencias, pero tiene a su favor su propia Constitución que lo faculta para repostularse.
Si Leonel Fernández se niega a apoyar una modificación constitucional para favorecer la repostulación de Medina, los vientos en su dirección mejorarán porque el popular Medina estará fuera de concurso. A eso apuestan los leonelistas. Y cuentan también con que la oposición descalabrada y dividida no levante cabeza.
Sólo en base a esos cálculos es posible entender el acto del pasado domingo 12, donde Fernández apareció públicamente, con el apoyo de un minúsculo grupo del Comité Político, para anunciar sus equipos de campaña.
Le asiste el derecho a hacerlo, pero políticamente fue un acto imprudente con una reunión del Comité Político pautada para el próximo domingo 19, donde se discutirá el tema de la reelección. Fue un acto innecesario porque Fernández no tiene que probarle al país, y mucho menos a los peledeístas, que cuenta con seguidores. Fue un acto irónico porque criticar la hegemonía no le corresponde a quien hasta el año 2012 hegemonizó en la política dominicana.
Leonel Fernández con su liderazgo llevó el PLD a ser un partido mayoritario. Ahora con su figura política debilitada, si es candidato en el 2016, su triunfo dependerá no de sus vientos, que seguirán lánguidos porque muchos votantes tienen el síndrome del desencanto con el leonelismo, sino del apoyo en pleno de su partido.
El dilema para los peledeístas será si se embarcan todos en la tarea de apoyar un candidato que ya fue tres veces presidente y ha perdido encanto.