Opinión
No hay vía institucional para derrotar la dictadura morada
Published
7 años agoon
Por Narciso Isa Conde
Estamos de frente a una dictadura constitucional corrupta y corruptora, acaudillada ahora por el Presidente Danilo Medina, como ayer lo estuvo bajo el mando del ex-presidente Leonel Fernández. Siempre sumisa a la actual estrategia neoliberal del gran capital local y transnacional.
Esta dictadura, a través de su viciado sistema judicial y de sus maleadas entidades de fiscalización e investigación (Ministerio Público, Cámara de Cuentas, Policía Nacional, DNI, DNCD, J2…), garantiza impunidad a todos/as lo/as delincuentes de Estado protegidos/as por el gobierno o asociados al poder estatal; sean funcionarios civiles o militares, o dirigentes políticos y empresarios de diversos calibres.
• LA DICTADURA PUDRE AL EXTREMO INSTITUCIONES Y PARTIDOS.
Todo se manipula desde dos instancias combinadas: la Presidencia de la República y el Comité Político del partido de gobierno y Estado, convertido en una corporación político-económica.
El dominio de esa cúpula mafiosa ha infectado -con sus prácticas clientelistas, nepóticas y bandidezcas- todos los peldaños de la institucionalidad vigente; provocando a la vez la putrefacción del poder constituido a todos los niveles: congreso, alcaldías, judicatura, cuerpos castrenses, cúpulas empresariales, sistema de comunicación…
Danilo es un déspota astuto, sin escrúpulos, escasamente ilustrado.
Una caricatura de Trujillo e incluso de Balaguer, a quien procura imitar en lo taimado y calculador, practicante por demás del neoliberalismo empobrecedor de multitudes y aferrado al reeleccionismo mediante el uso abusivo del patrimonio público y el control absoluto del sistema electoral y de una gran parte de los llamados partidos, mutados a negocios de alta rentabilidad.
El sistema tradicional de partidos también se pudrió, incluido el PRM y gran parte del frente opositor, atrapados sus componentes por su pasado corrupto o por su cretinismo institucionalista, o por ambas penas a la vez.
El PRM redujo a una mínima expresión al PRD para seguir con una parte de los corruptos a cuesta y continuar trillado la ruta de una institucionalidad que impide la alternabilidad incluso entre las derechas y aplasta sin piedad la llamada “democracia electoral”; en tanto que a lo interno la facción de Hipólito Mejía está bajo el influjo del soborno oficial, reeditando el despreciable rol de la facción de Vargas Maldonado.
Por su parte, Alianza País y el Frente Amplio, sin fundamentar los por qué, no se deciden a deslindar campo con un frente opositor infectado por escorias políticas, incluida una facción de la mugre balaguerista. Al parecer una parte de sus dirigentes, atados a un electoralismo infecundo, se resisten a desechar categóricamente la ruta electoral manipulada por el pele-danilismo y la institucionalidad bajo su control.
• SE CIERRA MAS LA VÍA ELECTORAL.
Todo lo que está aconteciendo alrededor del proyecto de ley de partidos, de las primarias abiertas o cerradas, de los padrones contaminados y contaminables, del reparto de los recursos públicos, de las contradicciones Danilo-Leonel y PLD-PRM-oposición y del manto de impunidad que vuelve a proteger a corruptos oficialistas y a corruptos opositores, confirma que no hay vía institucional para ponerle fin a la dictadura morada.
No hay vía electoral porque está bajo control del Presidente de la República y del Comité Político peledeísta; y Danilo y su clan, acaudillando el sistema, se dispone a asaltar más grupos y partidos opositores y a acorralar a Leonel y a la debilitada oposición interna. A eso sirve el esquema de las primarias abiertas con el padrón de la JCE (simultáneas o no), que procuran imponer con muchas posibilidades de lograrlo.
• LA VÍA DEL CAMBIO: DEMOCRACIA DE CALLE.
La vía para derrotar la dictadura morada, para lograr un cambio político sustancial que permita detener este estado de cosas e iniciar transformaciones estructurales profundas, es extra-institucional.
Es la democracia de calle… hasta alcanzar un nivel de presión plebiscitaria que provoque el desplome de este gobierno y de estas instituciones bajo su control.
Democracia de calle es movilización multitudinaria, paralizaciones y demostraciones contundentes, toma del territorio nacional neutralizando la represión y conquistando el corazón de civiles y militares hasta conformar una mayoría aplastante.
Democracia de calle es movilización y paralización en grande acompañada de una propuesta alternativa: una transición democrática que contemple la ruptura del poder constituido, la creación previa del poder constituyente y un gobierno colegiado provisional comprometido a corto plazo con la convocatoria y organización de una ASAMBLEA CONSTITUYENTE POPULAR Y SOBERANA, conformada con altos niveles de participación y creatividad popular, destinada a reconstruir la república y la sociedad, y a dejar atrás el nefasto modelo neoliberal.
El partidismo tradicional está descartado para transitar esa nueva ruta.
El poder de convocatoria se trasladó a la formidable confluencia política-social y cultural que está encarnando MARCHA VERDE y ésta, para seguir creciendo en cantidad y calidad, debe en lo adelante dar respuesta progresiva y ascendente a ese desafío ineludible; dado que el fin de la impunidad y la corrupción equivale al fin de este sistema putrefacto y al renacimiento de la republica democrática, soberana y humanamente solidaria.
Por Elba García Hernández
En los últimos días del presente año 2024 he tenido la obligación y el deber de defender derechos fundamentales ante el Tribunal Superior Administrativo y he podido comprobar lo mal que está el país en materia de justicia.
Los abusos de poder se observan en esta jurisdicción de Derecho Administrativo en cualquiera de las salas que conocen las litis que se presentan entre la administración y los administrados.
Es penoso ver como los abogados repiten como papagayos los mismos argumentos en los diferentes casos que en esta instancia se conocen. Pero peor aún el nivel de los jueces que manejan los casos.
En esta jurisdicción hay un nivel de razonabilidad que sonroja a cualquier profesional del derecho, pero las cosas se complican cuando se examinan las sentencias que emiten los juzgadores de una jurisdicción que está estrechamente vinculada con el Derecho Constitucional.
Es tanto así, que muchos de los jueces están más interesados en penalizar a las partes sobre la base de disposiciones arbitrarias e ilegales de comisionar un alguacil de estrado para que haga nuevas notificaciones y cobrarles a los litigantes por ese concepto hasta 20 mil pesos cuando se trata de conflictos legales que provienen del interior del país.
Cualquiera se forja la impresión de que existe una sociedad para hacer dinero mediante las notificaciones entre los alguaciles de estrados y los magistrados que presiden salas en el Tribunal Superior Administrativo.
Lo preocupante de este asunto es que cuando no se satisface el deseo del juez o del alguacil de estrado, ese disgusto se refleja en la sentencia que emite el tribunal.
Otro detalle importante de lo mal que se manejan algunas salas del Tribunal Superior Administrativo es que se agarran de cualquier detalle insignificante para justificar una sentencia en contra del que no se acoge a la comisión de un alguacil para fines de nueva notificación.
Impresiona, además, el poco nivel de razonabilidad de los que participan de las audiencias que se celebraran en el Tribunal Superior Administrativo.
En realidad, parece un juego de niños, lo cual desmiente los supuestos avances en Derecho Administrativo, porque la verdad es que lo ocurre en esta jurisdicción de la justicia deja mucho que desear.
Por José Cabral
El panorama que se observa en el país lleva a cualquier persona, por optimista que sea, a sentir que todo se derrumba y que nada tiene solución. No hay un solo estamento estatal que indique que el país transita por un buen camino.
Esto así, porque si al azar se escoge cualquier instancia, pública o privada, fácilmente se llega a la conclusión de que prácticamente todo está perdido. Son prácticamente nulos los referentes que indican que en el futuro se alcanzaría una mejor nación.
El principal fracaso de la sociedad dominicana tiene que ver con el fiasco que representa el Ministerio Público y la judicatura nacional, donde uno apoya la ilegalidad del otro. Es un asunto para mantenerse seriamente preocupado.
En realidad, no se sabe cuál si el fiscal o juez anda peor, pero de lo que sí se puede estar seguro es de que ambos transitan por un camino que solo garantiza el abismo de la nación.
En el país no hay proceso penal que termine de buena manera, pero tanto el Ministerio Público como los jueces recurren permanentemente a decisiones al margen de las leyes que les sirven de sustento.
El Ministerio Público sólo parece ser bueno para manejar casos de importancia mediática, mientras que los jueces se han especialistas en emitir sentencias al margen de las normas y de los derechos, deberes y principios fundamentales.
Es una verdadera vergüenza lo que ocurre en el país, ya que tribunales como el Superior Administrativo, donde el administrado busca liberarse de los abusos de la administración, tiene un nivel similar al de un juzgado de paz. Sus jueces carecen de razonabilidad y muchas veces hasta de sentido común.
En el sistema de justicia nacional se produce una verdadera negación de derechos, pero el hecho de que los jueces no puedan ser procesados por muchos de los casos que fallan, ya que hasta las acciones de amparo no pueden ser interpuestas en contra de los tribunales nacionales, habla claro de la trampa en que está envuelto el ciudadano.
Es decir, que, aunque existe la querella disciplinaria, la recusación e incluso la prevaricación, es una batalla como aquella siempre citada entre el huevo y la piedra, porque la complicidad se extiende de un lado a otro sin excluir a prácticamente la totalidad de los actores del sistema de justicia.
Adentrarse en el comportamiento de la justicia y del Ministerio Público es una razón determinante para frustrarse o resentirse, aunque, naturalmente, este mal debe combatirse con herramientas que tal vez algún día surtan efecto.
Por Nelson Encarnación
Algunas personas han llegado a afirmar que el juego de béisbol no es un deporte, sino un pasatiempo que sirve de entretenimiento a toda la familia, la que puede tener un importante consumo mientras transcurre un partido de nueve entradas, por lo general lento.
Sin embargo, somos más los que sostenemos lo contrario, no porque seamos fanáticos o seguidores, sino porque una contienda en la que medie la aplicación de estrategias no puede ser un simple pasatiempo.
Las estrategias son fundamentales en el juego de pelota, sin las cuales el resultado no puede ser el esperado, aunque no siempre estas funcionen. Como en toda actividad humana, inclusive en la guerra.
Hechas estas disquisiciones, pasamos a no entender qué ha provocado el impresionante descalabro, el resbalón sin final que ha abatido a los Leones del Escogido.
No se explica que un equipo que en los primeros 20 juegos del presente campeonato obtuvo quince victorias, haya caído a un abismo, tan profundo que, al día de hoy, está en la peligrosa ruta de quedar fuera de la siguiente ronda.
Es como estar con respiración asistida, mantenerse vivo gracias a la buena fortaleza física que se acumuló—15 victorias contra 5 derrotas—, pero no suficiente como para rebasar de manera exitosa un estado comatoso.
¿Qué hará la gerencia del equipo capitalino para tratar de revertir la ruta hacia el fondo? No preveo una opción, sobre todo, al recordar lo declarado hace un par de años por uno de los dueños del “Duro de matar”.
¿Qué dijo ese ejecutivo? Que al equipo le es económicamente más rentable quedar fuera en la serie regular que pasar a las siguientes. Algo así o algo peor, según recuerdo.
Cuando leí aquello tuve que remontarme a los pleitos con mi difunto padre—liceísta furibundo—que no asimilaba derrota frente al “eterno rival”, y yo, como escogidista, le daba la cuerda, corriendo riesgo de unos correazos por irreverente. De este tamaño ha sido mi escogidismo.
¿Hay escasez de cartera en la gerencia del equipo rojo? No lo creo. ¿Falta estrategia para la ofensiva? Lo creo un poco. ¿Cayó por un barranco irrecuperable el pitcheo de los Leones? Me quedo con esta.
Frente al despeñadero actual, los rojos no tenemos muchas esperanzas. Y por favor, no echemos la culpa al mánager Pujols.