
La representación de la Pasión de Cristo de la Iglesia de San José, congregó a cientos de feligreses del ‘condado de la salsa’
NUEVA YORK.- Con el retrato de su hijo en mano, la dominicana Anadina Rojas caminó por quinto año las tres millas del Viacrucis en vivo de la Iglesia de San José, en El Bronx.
Pese a estar enferma de una pierna, la mujer de 65 años se unió a unos 1,500 feligreses en el recorrido de las tradicionales quince estaciones, en las inmediaciones de East Tremont y la Avenida Bathgate.
«El Señor curó a mi hijo de cáncer y desde entonces le prometí que vendría al Viacrucis como un acto de fe en su misericordia», comentó la feligrés.
El padre Salvatore Sportino expresó que el Viacrucis no sólo es una obra teatral, sino una experiencia espiritual que involucra a todas las comunidades de su iglesia.
«Cada estación nos ofrece una enseñanza y un momento de reflexión. Así como Simón ayudó con la cruz al Señor, nosotros podemos ayudar a otros con su carga», indicó.
El puertorriqueño Duogracia Zaya, de 79 años, interpretó por vigésima vez al sacerdote Caifás, responsable del juicio y condena de Jesucristo.
«Me alegra que las nuevas generaciones se integren a nuestro Viacrucis, es una forma de mantenerlo vivo por muchos años más».
Unos 30 niños y jóvenes fueron parte de los actores que interpretaron al pueblo que clamaba el perdón de Jesús, luego de su crucifixión. Entre ellos la pequeña mexicana-dominicana Emily Collado, de cuatro años. Según organizadores, la niña animó a otros chicos a participar en el Viacrucis.
El dominicano Rafael Gonzales, de 45 años, hizo el papel de Jesús, soportando el peso de una inmensa cruz de madera de unas 40 libras por cerca de dos horas.
El hombre destacó que además de la intensa preparación física, como hacer ejercicio y comer saludablemente meses antes del Viacrucis, la preparación espiritual fue determinante para asumir el personaje principal.
Fe Paulino, de 59 años, quien interpretó por segunda ocasión a la madre de Jesús, expresó que no fue difícil adueñarse del personaje.
«Las madres sabemos del sacrificio para nuestros hijos y damos hasta la vida por ellos. Hacer de María me inspira a continuar encaminando a mi familia por el camino de la fe».
Algunos feligreses expresaron su emotividad en las estaciones más representativas de la Pasión de Cristo, como la primera caída.
«Cada año vengo pese al calor o el frío», dijo Fidela Mora, quien se puso de rodillas en algunas estaciones. «Soy una devota del Sagrado Corazón de Jesús por más de 20 años», comentó.
Fuente: EL DIARIO