Por Rosario Espinal
En 1996, Leonel Fernández, joven político que no había sido ni siquiera regidor, llegó a la presidencia con el apoyo de Juan Bosch, Joaquín Balaguer y un PLD unificado. La Constitución de 1994 prohibía la repostulación inmediata, precisamente para que Balaguer no se postulara en 1996, y, por esa misma razón, Leonel no pudo hacerlo en el 2000. Lo hizo Danilo Medina sin el apoyo de Balaguer y perdió.
En el 2004, Leonel ganó las elecciones en medio de una crisis económica al final del gobierno de Hipólito Mejía, y el clamor popular era: e’pa’fuera que van. Leonel ganó con un PLD unificado.
Para las elecciones de 2008, Leonel podía repostularse por el cambio constitucional que impulsó Hipólito en el 2002, estableciendo la repostulación inmediata. Danilo, sin apoyo suficiente, desafió a Leonel en las primarias de 2007 y perdió. Dijo que le venció el Estado.
En el 2010, agotando su tercer período presidencial, Leonel motivó un cambio constitucional para establecer nuevamente la respostulación no consecutiva, y así habilitarse para el 2016. Entregó el poder en el 2012, aunque sus senadores llevaron firmas en carretillas al Estadio Olímpico en el 2011 pidiendo que siguiera el líder.
Después de este brevísimo recuento, ¿cuáles son los siete errores que ha cometido Leonel Fernández de 2010 a 2019 desde el punto de vista del costo político?
Primer error. Entre 2010 y 2012, Leonel se desgastó rechazando la demanda del movimiento por el 4% del PIB a la educación. Nunca lo asignó en sus presupuestos. Su nivel de aprobación comenzó a declinar justo en el 2010, agravado por los escándalos de corrupción que aumentaban.
Segundo error. Los gastos excesivos de campaña en el 2012 llevaron a un gran déficit fiscal y un aumento de impuestos a fines de 2012, que se atribuyeron a la gestión de Leonel. Las protestas de jóvenes frente a FUNGLODE se convirtieron en símbolo del rechazo a su gobierno.
Tercer error. Cuando un presidente llega al poder, el anterior tiene que quitarse del medio porque no hay lugar para dos. Leonel se quedó como presidente del partido, y siempre aspirando a una repostulación para el 2016.
Cuarto error. Temprano en su gestión, Danilo ganó puntos con lo que Leonel no hizo: asignar el 4% del PIB a la educación, junto a otras medidas como la renegociación del contrato con la Barrick Gold. Eso se tradujo en un alto nivel de aprobación, y, con una mayoría de la población en apoyo a la reelección de Danilo para el 2016, Leonel se convirtió en el opositor. Desde ahí, el PLD lleva internamente una división.
Quinto error. Con Danilo imposibilitado para repostularse por tercera vez consecutiva en el 2020, Leonel debió ser el abanderado de la “sangre nueva”. Tenía de su lado la candidatura mejor valorada para ser el relevo: Margarita Cedeño. ¡Pero no! El machismo venció; Leonel no le dio su apoyo. Así perdió la oportunidad de pactar una candidatura presidencial nueva con Danilo.
Sexto error. Desde 1996, pero, sobre todo, después de 2012, Leonel ha encontrado cobija entre los grupos ultraconservadores que han constituido el principal frente opositor al gobierno de Danilo. Eso ha dificultado mucho el acercamiento entre ellos, a pesar de su larga historia partidaria juntos.
Séptimo error. Leonel siempre fue a elecciones con el apoyo sólido del PLD. En estas primarias de 2019 era arriesgado lanzarse solo con el apoyo de su facción.
Ahora queda el algoritmo.
Artículo publicado originalmente en el periódico HOY