La confrontación no es de los gobiernos, sino de sectores de rancio nacionalismo
Por la veda, la semana pasada empleados de Aduanas de Haití impideron la entrada de pollos y huevos. Fuente externa
El embajador dominicano en Haití, Rubén Silié, califica como un acto irreflexivo lanzar una alerta sanitaria por una enfermedad que supuestamente amenaza la salud de los ciudadanos haitianos, sin que se tenga una fuente fiable que la sostenga.
En un artículo publicado en el periódico haitiano Le Nouvelliste, Silié plantea que la forma en la que se maneja el tema de la veda impuesta por el Gobierno haitiano a los productos avícolas dominicanos es una lucha que lleva a ninguna parte.
El embajador dominicano expone con detalles precisos las altas y bajas de las relaciones domínico-haitianas, en el contexto de la referida prohibición bajo el falso argumento de que en República Dominicana existe gripe aviar.
Para Silié, la citada información es una manipulación que, más que provocar el pánico a una parte de la población más vulnerable, crea tensiones políticas y diplomáticas entre dos gobiernos amigos.
Desde esa perspectiva, Silié precisa que las autoridades dominicanas demandan explicaciones a sus homólogas haitianas porque es evidente que el fondo del asunto no es proteger a la población haitiana de la enfermedad, sino de establecer controles sobre la importación de productos avícolas del país.
“¿Las autoridades haitianas verdaderamente piensan que, para crear las condiciones de negociación sobre el tema avícola es necesario provocar una acción hostil? ¿No es mejor tomar en cuenta la propuesta del presidente Danilo Medina, hecha hace apenas un mes, en el sentido de abrir un diálogo entre los ministros de Comercio para avanzar hacia un acuerdo que permita regular la actividad comercial?”.
Algunos antecedentes. El embajador Silié plantea en el artículo que la exportación de productos avícolas procedentes de República Dominicana se lleva a cabo desde hace más de 15 años, y que no se registraron problemas hasta 2008 cuando en el país de origen de las aves de corral se declaró una epidemia de gripe aviar.
“Sin embargo, ese negocio, como la mayoría de los que se encuentran en la lista comercial entre Haití y República Dominicana, se abrió y se desarrolla sin reglas claras establecidas por los gobiernos.
“Los criadores de pollos dominicanos y sus contrapartes haitianos han descubierto este nicho de mercado y establecieron un comercio sin que nadie les interrumpa.
“Ante el surgimiento de la enfermedad, el Gobierno haitiano tomó las medidas que consideraba pertinentes, impidiendo la importación de manera formal. Sin embargo, una vez controlada la epidemia y se calmara la guerra mediática de 2008, los dos grupos de comerciantes se unieron de nuevo para continuar con sus negocios”.
A partir de 2009 y sobre todo después del sismo de 2010, precisa Silié, algunas condiciones en Haití favorecieron que, sin que el embargo sanitario que pesaba sobre esos productos haya sido levantado, se vendieran de nuevo en todo el territorio haitiano.
Esas transacciones cesaron recientemente “por la falsa información que hace pensar que la famosa gripe aviar había reaparecido”.
De esa manera, expresa Silié, las autoridades haitianas reprodujeron la misma actitud que en 2008, que fue la de cerrar unilateralmente el paso por la frontera de animales y huevos.
“No se ha tomado en cuenta el hecho de que en 2013 las relaciones entre los gobernantes y el pueblo habían cambiado sustancialmente, y que una medida de ese tipo no debió tomarse de manera tan apresurada, sin informar a la otra parte de la radical medida que se aplicaba”.
Al destacar que al ‘match’ actual le anteceden prácticas de buenos vecinos, sobre todo con la forma en que se enfrentó sanitariamente el cólera, Silié afirma que los ministros haitianos han visto en República Dominicana, al tomar la decisión, más que un país amigo un “enemigo oculto” que pueden atacar con la espada del nacionalismo.
“Los ministros no han resaltado que si en el seno de la sociedad dominicana persistía una percepción negativa hacia Haití, esa no es la norma del Gobierno ni de los actores principales de la sociedad civil y de la vida política.
“Lo más importante es que, para el Gobierno haitiano en general, la confrontación con la República Dominicana no es más que un objetivo político. Y que entre los dos gobiernos se refuerza la idea de que los ataques infundados llaman a un nacionalismo anticuado, presentado por los mismos intereses del pasado”.
Las recomendaciones. Silié expresa en el artículo que los gobiernos dominicano y haitiano deben mantenerse alejados de la manipulación nacionalista de sectores de ambos lados de la isla.
“Yo reitero que ahora no son los dos gobiernos los que se enfrentan, porque los dos desean acercarse. Pero ciertos actores, de uno y otro lado, con un nacionalismo visceral y emotivo, pretenden obligar a los gobiernos a defender sus asuntos particulares como si ellos representaran los intereses de nuestros países.
“En consecuencia, ellos deben mantenerse lejos de esta manipulación y avanzar hacia la regulación comercial equitativa y justa”, dice el embajador Silié.´
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