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Opinión

Sobre el tiempo presente bonapartismo, Balaguer y Leonel

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El bonapartismo es un régimen con condiciones particulares en su proceso histórico, cuya característica esencial es la subordinación de toda la sociedad al Poder Ejecutivo.

Fue el viejo Carlos Marx quien tipificó estas formas carismáticas de representación, en su libro “El 18 brumario de Luis Bonaparte”, y aunque ya nadie cita al viejo marxismo, un vistazo a sus juicios, en particular al ciclo histórico que abre la Revolución francesa en 1789, nos permitiría entender la gravitación hegemónica de figuras como Joaquín Balaguer y Leonel Fernández en la historia contemporánea. Esto le puede parecer muy teórico a mucha gente, pero es de lo más concreto que vivimos todos los días, porque uno de nuestros problemas actuales es el hecho de que no hemos superado todavía el bonapartismo balaguerista.

La plataforma ideológica de todos los gobiernos dominicanos es el bonapartismo. Cuando Balaguer subió al poder no se lo inventó. A la caída de Trujillo el aparato del Estado tenía un peso específico en la riqueza nacional verdaderamente desproporcionado, puesto que el Generalísimo reunía en su persona, a la hora de su muerte, riqueza propia y riqueza del erario. Factores que daban al detentador del Estado el don de un Rey Midas.

Si el artículo 55 de la Constitución hace del Poder Ejecutivo un pequeño César, la herencia de la riqueza material del régimen trujillista potenciaba la imagen de un Presidente dotado mágicamente de poderes sobrenaturales. Es sobre esas realidades históricas que el mito de Balaguer prohijó sus dimensiones.  Y es lo que Leonel Fernández ejerce como práctica política, y lo que le ha dado todo el poder que tiene en el mismo momento en que lo abandona.

En el bonapartismo la sociedad tiene una prohibición absoluta de inventarse a sí misma, únicamente el iluminado que detenta el Poder Ejecutivo participa de una manera de hacer el mundo. Rasgo que fija las conquistas sociales (construcciones, desarrollo económico, alcances de la educación, políticas sociales, etc.) como objetos de posesión que brotan exclusivamente de su personalidad, y que las masas recibirán boquiabiertas, apabulladas, extasiadas y ensimismadas frente a tanto prodigio.

En un país de tan larga tradición autoritaria eso se ve como algo natural.  ¿Cómo explicarle a los jóvenes que un Presidente de la República no tiene derecho a repartir en mítines políticos el dinero de los contribuyentes, que no puede despedazar el Estado para que la “Primera Dama” sustituya la salud pública, la cultura, la educación; que no se puede disfrazar de Santa Claus y salir a repartir funditas que no salen de su bolsillo, sino  de los impuestos, que no puede gastar cincuenta millones de dólares en viajes para darle satisfacción a su ego; si el bonapartismo ha legitimado con su práctica toda la depredación histórica del Estado? Al final de los gobiernos de Leonel Fernández, toda la desproporción de la corrupción y del despilfarro que hemos vivido tiene su fundamento en esta concepción bonapartista.

El bonapartismo de la historia dominicana se pudo haber evitado por la vía del fortalecimiento de las instituciones, pero sería como negar el proceso histórico que venimos describiendo, y su naturaleza. Sería como negar los objetivos personales de Balaguer y de Leonel. Aunque sí vale la pena recordarlo al  final de este gobierno depredador,  porque es con ese instrumento que Leonel Fernández se puede situar  más allá del bien y el mal,  levitando por encima de las leyes, suponiéndose que sus propios deseos, el cerco infranqueable de sus pasiones humanas, son el bostezo de un Dios. Y porque, además, los intelectuales que no han perdido su criticidad, deberían mirar hacia el espejo de la historia,  observando que  el bonapartismo de Leonel Fernández es la nueva expresión del autoritarismo.

Danilo Medina abre hoy un nuevo capítulo de los gobiernos del PLD, y nosotros esperamos que los poderes públicos se ejerzan para beneficio del bien común. !Hay que superar el bonapartismo! ¡No necesitamos Mesías ni libertadores! ¡No queremos ególatras! ¡Hay que sanear la vida pública de la corrupción descarada! Lo que hoy se impone es que un nuevo gobierno sea una práctica diferente de ejercer el poder. ¡Leeremos práctica, no discursos!

 

Articulo publicado originalmente en el periódico HOY

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Opinión

De corruptos a aspirantes o candidatos presidenciales

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Por José Cabral

Son muy variados los ejemplos de personajes de la política nacional que luego de ser señalados por el rumor popular o luego de habérseles instrumentado un expediente por corrupción pasan a ser aspirantes o candidatos presidenciales.

Hay otros casos en los que algunos de los que han sustraído fondos públicos desde un ministerio o cualquier otro cargo en el Estado pasan a ser legisladores y se les ocurre presentar un proyecto de ley para combatir la corrupción cuando ya tienen a través de ese mismo ilícito los bolsillos llenos.

Este fenómeno es muy común en países como la República Dominicana y otros tantos de Latinoamérica, ya que incluso el corrupto que se apropió de dinero del patrimonio público se presenta en los medios de comunicación como una persona limpia, sin tachas.

Este asunto, que debe ser parte de un debate nacional, amenaza con que no pocos de este tipo de personajes pretendan presentarse como candidatos en las elecciones del 2028.

El escollo consiste para exigirles a este tipo de personajes que rindan cuentas en que siempre se apoyan en la presunción de inocencia, sobre todo porque en el país no existe una fortaleza institucional que permita exigirles que expliquen la procedencia de sus fortunas.

Sin embargo, sería bueno que para una próxima contienda electoral estos personales digan al pueblo dominicano cómo adquirieron las riquezas que tienen, porque resulta prácticamente imposible que se pueda iniciar algún proceso legal en su contra.

Pero para que sus aspiraciones tengan mayor legitimidad deben hablar de los orígenes de sus fortunas, porque no parece haber vías que las justifiquen.

Entre los que ahora aparecen en el escenario electoral a destiempo están Francisco Javier García, quien se afirma que posee una fortuna relativamente muy grande, la cual, si es verdad que la tiene, su procedencia tiene que ser necesariamente del Estado dominicano.

Ya anteriormente hubo otros aspirantes o candidatos presidenciales que aprovecharon su riqueza para ser candidatos presidenciales, como por ejemplo Abel Martínez, Amarante Baret, Temístocles Montás, entre otros tantos, que han tenido por consigna enriquecerse primero y aspirar después.

Lo grande del problema es que ahora comienzan a intoxicar prematuramente como si sus pecados no tuvieron ninguna importancia para un pueblo lleno de precariedades y limitaciones mientras su dinero es disfrutado por pelafustanes de la politiquería nacional.

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Opinión

El Presidente Visibiliza la Miseria del Pueblo Dominicano: Una Realidad Alarmante

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Por Isaías Ramos

En LA Semanal de este lunes, el Presidente de la República reveló una verdad dolorosa: más del 40 % de la población dominicana vive en extrema pobreza y miseria. Un sistema político neoliberal salvaje, implantado desde 1996 y acentuado en los últimos años, ha sumido al pueblo en condiciones inhumanas.

Es indignante que un fracaso rotundo se promocione como un logro. El hecho de que 1.496.000 hogares dominicanos reciban apenas 1.650 pesos mensuales a través del programa Supérate —una cifra insignificante que no alcanza ni 1 dólar diario— contrasta cruelmente con la opulencia desmedida de una élite privilegiada que se beneficia del saqueo de los recursos nacionales.

Este modelo económico excluyente ha dejado de lado el bienestar del pueblo, violando flagrantemente el mandato constitucional de un Estado Social y Democrático de Derecho.

Este gobierno, al igual que los anteriores, actúa de manera cruel, protegiendo únicamente los intereses de una élite política y financiera en detrimento del resto de la sociedad. Se está produciendo una clara violación del principio de igualdad y justicia social sobre el cual debería regirse un Estado Social y Democrático de Derecho.

Es preocupante que, bajo este contexto constitucional, se promueva un sistema económico basado en un liberalismo extremo que favorece a unos pocos privilegiados mientras ignora las necesidades básicas y los derechos humanos del resto de la población. Esta situación constituye una aberración ética y moral, ya que va en contra de los principios fundamentales de dignidad humana, equidad e inclusión que deben guiar cualquier forma legítima de gobierno.

La entrega progresiva de las instituciones públicas a intereses corporativos solo garantiza la consolidación del poder en manos de unos pocos, empeorando la situación ya crítica en la que se encuentra la mayoría. Si permitimos que esta clase política continúe con su agenda destructiva, estaremos condenados a vivir en condiciones peores que las de países como Haití, Cuba o Venezuela.

Detrás de este acelerado deterioro se encuentran desafíos devastadores como el desempleo, la violencia, la migración y la educación precaria, que exacerban el subdesarrollo en nuestra nación.

Es hora de despertar y alzar nuestra voz contra esta injusticia. Enfrentémonos unidos para defender nuestros derechos fundamentales y luchar por un verdadero Estado Social y Democrático. No podemos permitir que nos arrebaten nuestra dignidad ni que conviertan al país en un feudo donde solo unos pocos prosperan a costa del sufrimiento colectivo.

Esto subraya la urgencia de implementar políticas más efectivas y sostenibles que aborden las causas estructurales de la pobreza y promuevan un mayor bienestar social para todos los ciudadanos.

Desde el frente cívico y social, hacemos un llamado urgente a todos los dominicanos comprometidos con la justicia y la libertad: es momento de resistir y defender nuestro futuro como nación soberana. No caigamos en el letargo ni permitamos que nos despojen de lo poco que nos queda. Levantémonos juntos por el sueño de Duarte, por un país donde prime la igualdad y el respeto por los derechos humanos consagrados en nuestra constitución.

Juntos podemos construir un mejor mañana si nos mantenemos firmes ante las adversidades y luchamos incansablemente por una sociedad más equitativa e íntegra para todos. ¡Despierta RD!

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Opinión

Procedimientos  relevantes del Estatuto de Roma

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Por Rommel Santos Diaz

Una vez que se remita a la Corte Penal Internacional una situación que requiera atención a la CPI, o una vez que el Fiscal de la CPI identifique la aparente comisión de un crimen con  competencia de la CPI, el Fiscal de la CPI debe determinar si existe fundamento razonable para iniciar una investigación. El Fiscal deberá solicitar a la Sala de Cuestiones Preliminares de la CPI la autorización de cualquier investigación iniciada de oficio por el Fiscal.

Desde el momento en que el Fiscal inicie la investigación basada en la referencia de un Estado Parte, se debe notificar a todos los Estados Partes. El Fiscal debe también notificar  a cualquier otro Estado que normalmente sería competente sobre los crímenes en cuestión.

Se debe de resaltar que el Fiscal puede notificar de forma confidencial, y limitar la información provista a los Estados, si es necesario para proteger a ciertas personas, prevenir la destrucción de prueba, o impedir que ciertas personas evadan la justicia.

El artículo 18 del Estatuto de Roma señala que los Estados cuentan con un mes después de la recepción de la notificación, para informar a la Corte Penal Internacional de que esta llevando  o ha llevado a cabo una investigación respecto  al mismo caso, y para solicitar al Fiscal que renuncie a su competencia a favor del Estado.

Ese corto plazo asegura que la Corte Penal Internacional no padezca de retrasos  innecesarios con el cumplimiento de sus funciones. El artículo 18 del Estatuto de Roma también prevé que ¨el Estado podrá informar a la Corte de sus propias investigaciones¨.

En otro orden, los Estados no  están obligados a informar a la Corte Penal Internacional de sus propias investigaciones, por lo que seria  aconsejable  que un Estado  informará  a la Corte sobre sus propias investigaciones, para así evitar una duplicación innecesaria de esfuerzos y asegurar que la CPI se inhiba de su competencia a favor del Estado.

Una vez que un Estado solicite la inhibición de competencia de la Corte Penal Internacional de una investigación, el Fiscal esta obligado a suspender la investigación del caso. Sin embargo, el Fiscal podrá solicitar a estos Estados  que le informen periódicamente de la marcha de sus investigaciones y del juicio ulterior. Los Estados partes deben  responder a esas peticiones sin dilaciones indebidas.

Aun si un Estado no solicita al Fiscal la inhibición de su competencia a favor del Estado, el Fiscal puede suspender la investigación de la CPI. El Fiscal podra solicitar al Estado de que se trate que le comunique sobre las actuaciones. En ese orden los Estados pueden solicitar que dicha información  sea confidencial.

Si el Fiscal o la Sección de Cuestiones Preliminares de la Corte Penal Internacional tienen reparos  sobre la conducción  de la investigación  y el juicio llevado a cabo por un Estado, la Sala de Cuestiones puede autorizar al Fiscal para que proceda con una investigación , ya sea por primera vez, o después de un periodo de suspensión, o cuando ha habido cambios significativos de circunstancias en el Estado.

Finalmente, los Estados pueden apelar la resolución preliminar ante la Sala de Apelaciones. Cuando el Fiscal decida  inhibirse de su competencia en una investigación sin notificación del Estado, el Estado de que se trate deberá ser notificado si el Fiscal decide posteriormente reabrir  la investigación, según el artículo 19 del Estatuto de Roma. En algunos casos, los Estados podrán impugnar la admisibilidad del caso, según el mismo artículo 19 del Estatuto de Roma.

[email protected]

 

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Edificio La República: Restauración No. 138, cuarta planta, Santiago, República Dominicana. Teléfono: 809-247-3606. Fax: 809-581-0030.
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