Opinión
Sucumbíos: genocidio impune
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8 años agoon
Por Narciso Isa conde
El paso de los años no borra el dolor ni las culpas, menos las enseñanzas de las luchas libradas.
Al inicio de este mes de marzo, diez años atrás, se perpetró la masacre de Sucumbíos en la frontera colombo-ecuatoriana, en el cayeron abatidos casi todos los integrantes del campamento de Raúl Reyes, comandante de las FARC, incluido una delegación de cinco estudiantes universitarios de nacionalidad mexicana.
Un sacrificio, como muchos otros, digno de un desenlace distinto para las heroicas FARC-EP al que está resultando de los llamados Acuerdos de Paz de la Habana, luego de desarme unilateral, de su renuncia a la Constituyente y de la prolongación del Estado Terrorista de los Uribe y Santos, tutelado por el Pentágono y la CÍA.
- Recuerdos de esa masacre.
Mi corazón se sitúa hoy al lado del tierno recuerdo de los valiosos y valiosas jóvenes mexicanos/as masacrados y de sus familiares desgarrados por ese acontecimiento, consecuencia del bombardeo artero y asalto bestial al campamento diplomático de las FARC-EP, en la Provincia de Sucumbíos-Ecuador, ubicado en una de sus áreas boscosa en las proximidades de la frontera colombo-ecuatoriana.
Al lado de su Comandante Raúl Reyes, entonces “Canciller de las FARC”, y de su heroica guerrillerada, destrozada por igual por bombas de alto poder lanzadas desde aviones de alta tecnología.
Al lado y abrazado a quienes sobrevivieron a ese genocidio “fríamente calculado”.
Genocidio perversamente ordenado por los principales jefes del todavía incólume Estado Terrorista colombiano, entonces y ahora bajo el protectorado de la superpotencia militar que ha instalado descaradamente en territorio colombiano SIETE BASE MILITARES con tecnología militar de punta.
Cobarde masacre dirigida por Álvaro Uribe Vélez, entonces presidente de Colombia, y su Ministro de Guerra, Juan Manuel Santos, presidente actual, cínicamente galardonado con el Premio Nobel de la Paz; fraguada “técnicamente” con la siniestra participación de la cúpula militar de turno, de la Agencia Central de Inteligencia (CÍA), el PENTAGONO de EEUU y el MOSAAD de Israel.
Una operación de factura imperial, trasnacional, violatoria de la soberanía ecuatoriana, destinada a exterminar un campamento en plena faena pro-paz, sin reparar en sus graves implicaciones en tanto acción de guerra contra el Ecuador, y sin importarle la vida de sus visitantes no involucrados directamente en acciones de guerra. Iniciativa propia de verdugos impenitentes, de terroristas de Estado sin fronteras, despojados de todo principio ético.
- El entorno de una noticia estremecedora.
Recibí esa estremecedora noticia recién llegado el 2 de marzo del 2008 a la ciudad de Guayaquil, inmediatamente después de clausurado el II CONGRESO de la Coordinadora Continental Bolivariana-CCB (denominada posteriormente Movimiento Continental Bolivariano-MCB), realizado pocos días antes en Quito, Capital de Ecuador.
Un Congreso en el que participaron muy activamente los/as estudiantes universitarios que formaban parte del Capitulo Mexicano de la CCB y del núcleo mexicano de solidaridad con las FARC-EP y la insurgencia colombiana.
Fue un Congreso muy concurrido y trascendente en materia de solidaridad continental y mundial, de importantes definiciones políticas en el marco de un gran esfuerzo de recuperación del latino-americanismo y el internacionalismo revolucionario, que abarcaba el respaldo a un gran abanico de causas, formas de lucha y temas con fuerte tono antiimperialista y anticapitalista, incluidas las insurgencias populares.
Un Congreso acosado por las derechas colombianas y ecuatorianas, amenazado por el paramilitarismo, denigrado por los grandes medios de comunicación de ambos países.
El día de su inauguración las calles de Quito amanecieron pintadas de consignas agresivas: ¡CCB TERRORISTA!, ¡FUERA LOS TERRORISTAS!, ¡ISA CONDE-TERRORISTA!, ¡ISA CONDE IGUAL MARULANDA!, ¡MUERTE A LOS TERRORISTAS!, ¡MUERTE A LAS FARC!
La prensa, la radio y la TV ecuatoriana destilaban peste contra el Congreso, las izquierdas y Chávez; presentando a la CCB como el “brazo político” del “narcoterrorismo” continental, concentrando en mi persona un odio muy especial por mis conocidas visitas a diversos campamentos de las FARC y las entrevistas correspondiente que hice pública en mi país.
Era la repetición del teatro siniestro montado en esos mismos medios en ocasión de una visita anterior a Quito realizada por mí y el camarada Amílcar Figueroa (diputado al PARLATINO por Venezuela y el PSUV), centrada en la obtención de la sede y la preparación de dicho evento.
En llamada telefónica que nos hiciera a Guayaquil una camarada ecuatoriana de la CCB residente en Quito, nos comunicó la muerte de Raúl Reyes y de casi todos los combatientes integrantes del campamento.
Todavía no sabíamos nada de la presencia juvenil mexicana en Sucumbíos, ni de ninguno otro de los/as participantes en el Congreso de la CCB, dado que esas invitaciones y visitas no eran responsabilidad de un espacio tan diverso, sino que se solicitaban y concertaban bilateralmente por sus implicaciones en términos de seguridad.
Ya de regreso a Quito nos enteramos de la muerte de cinco de nuestros jóvenes mexicanos y de la delicada situación que afectaba a otros/as afectados/as por los bombardeos, quienes previamente habían decidido aprovechar el viaje a Quito para visitar ese campamento y solicitaron los recibieran; lo que, terminado el evento, se concretó.
Anhelaban conocer esa formidable experiencia guerrillera más directamente y contemplaban estudiarla más a fondo para preparar un ensayo sobre la misma, que le serviría para cumplir compromisos académicos universitarios.
Jamás imaginaron tan fatal coincidencia.
Sus inquietudes fueron aplastadas por un ataque artero precisamente a un campamento instalado para favorecer intercambios de prisioneros y negociaciones de paz.
Valor no les faltaba, aunque no iban en son de guerra y me parece que nunca pensaron que esa iniciativa podría tener un desenlace tan cruel.
Yo los conocí con anterioridad en México, compartí con ellos/as en varias oportunidades, y aprecié su talento y su compromiso revolucionario.
En su patria mexicana tuvieron el mérito de perforar el muro de mentiras y tergiversaciones que ocultaba la realidad colombiana a un alto costo represivo.
Estos hechos enlazados (el bombardeo brutal, la caída de Raúl y sus camaradas del Bloque Martín Caballero-FARC y la muerte de esos jóvenes llenos de ilusiones) nos conmovieron e indignaron todavía más.
Opinión
Trump ordena, Abinader se arrodilla y el Pentágono invade
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3 días agoon
diciembre 11, 2025Por Narciso Isa Conde
Santo Domingo.– Al aceptar la determinación de Trump y del Pentágono, de intervenir militarmente los aeropuertos de San Isidro y Las Américas, el espacio aéreo y aguas territoriales de nuestro país, para agredir militarmente a Venezuela y a otros países de la región, Luis Abinader ha cometido el delito de traición a la patria dominicana y la peligrosa afrenta de sumarse al plan de guerra e intervención de EE.UU. en esta región.
¿Qué implica la intervención militar en bases dominicanas?
La base militar de San Isidro es la más grande del país, concentra el mayor poder de fuego (aviación, cuerpo de paracaidistas, infantería y blindados) y pasa a ser intervenida por el Comando Sur del Pentágono.
No se había visto una cosa parecida luego de la intervención militar de abril de 1965: en los últimos 60 años la intervención militar de EE.UU. se mantuvo camuflada como «asesorías», «visitas», «ejercicios» y «operaciones» puntuales; pero ahora la intervención se asume directa, invasiva, indefinida y con tropas especializadas.
La Constitución vigente -a pesar de lo conservador, autoritario y neoliberal de su contenido- obliga a Abinader a rechazar cualquier agresión a nuestra soberanía y cualquier intervención en los asuntos internos de otros países.
¿Cuál es el contexto político y regional de esta acción?
En verdad, no se trató de un «acuerdo», sino de una orden de Trump y el Pentágono, fielmente cumplida por Abinader, en medio de un despliegue naval en el Caribe y áreas del Pacífico; apuntando contra Venezuela y Cuba, en primer lugar y sucesivamente.
Pero también contra los gobiernos de México y Colombia (Colombia ya invadida por 10 bases militares), sin descartar Nicaragua, ni a otros países que no se le dobleguen a un imperio furioso por su decadencia, empecinado en saquear petróleo, gas, minerales estratégicos, biodiversidad y fuentes de agua en Nuestra América.
El cartel mayor del Hemisferio Occidental es Wall Street y el mercado más grande es el Norte Revuelto y Brutal, mientras aquí abundan las narco-complicidades en altas instancias del Estado.
Este es un narco-estado y si no lo creen, examinen los largos años de impunidad de altos funcionarios civiles, militares y empresarios protectores de los capos Quirino, Figueroa Agosto, Toño Leña, Cesar El Abusador, Arturo del Tiempo, Nelson Solano, Miguel Gutiérrez, Miki López, Yamil Abreu y los capos del Cartel del Cibao, que primero financió al PLD y luego al PRM.
Examinen la narco-política del PRM y por qué las conexiones del narco con sus jefes políticos en funciones gubernamentales no se atacan ni se sancionan.
Opinión
Educación y carácter: deuda que RD no puede posponer
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3 días agoon
diciembre 11, 2025Por Isaías Ramos
Santiago nos golpeó con dos tragedias que el país no puede normalizar. Noelvin Jeremías Cabrera, de 14 años, murió tras un conflicto vinculado al entorno escolar luego de salir del Politécnico Simón Antonio Luciano Castillo; otro adolescente guarda prisión preventiva mientras se conoce el proceso.
Días después, Stephora Anne‑Mircie Joseph, de 11 años, falleció por ahogamiento durante una excursión escolar del Colegio Leonardo Da Vinci. Según informó el Ministerio Público, el caso se investiga como homicidio involuntario y se detuvo a cuatro personas, alegando presuntas fallas graves de supervisión y seguridad.
Estos episodios no son accidentes desconectados. Son síntomas de un deterioro profundo: en demasiados entornos escolares se ha debilitado la fuerza formativa, la autoridad moral y la coherencia institucional. Durante casi treinta años, la formación moral y cívica ha sido relegada y, al mismo tiempo, la disciplina ha sido malinterpretada como autoritarismo, dejando un vacío que hoy se expresa en conductas violentas, negligencia, irrespeto y una cultura escolar sin límites claros.
El Gobierno reaccionó anunciando una mesa interinstitucional “permanente” entre el Ministerio de Educación y la Procuraduría, enfocada en prevención, monitoreo y protocolos de actuación. Es un paso necesario. Pero debemos ser honestos: la República Dominicana está cansada de anuncios que no pasan de la rueda de prensa. La ciudadanía exige resultados medibles, responsables identificables y continuidad real. Lo que no se supervisa se pierde; lo que no se mide se diluye.
El problema de fondo excede cualquier mesa técnica. La Constitución es clara: el artículo 63, numeral 13, ordena como obligatoria en todas las escuelas —públicas y privadas— la formación social, cívica y ética, la enseñanza de la Constitución, los derechos fundamentales y la convivencia pacífica. La Ley 66‑97 insiste en principios como el respeto a la vida, la democracia, la solidaridad, la verdad y los valores que sostienen la dignidad humana. Sin embargo, entre la teoría legal y la práctica cotidiana hay un abismo que seguimos pagando con vidas jóvenes.
Hay, sin embargo, una señal alentadora: la Ordenanza 02‑2025 del Ministerio de Educación, que establece la implantación formal de la asignatura Educación Moral, Cívica y Ética Ciudadana en todos los niveles a partir del año escolar 2025‑2026. Es un avance importante, pero no será suficiente si no se acompaña de tres elementos indispensables: formación docente rigurosa, coherencia institucional y supervisión real. Una asignatura sin cultura institucional es como sembrar sin preparar la tierra.
En el Frente Cívico y Social entendemos que volver a educar el carácter implica recuperar la disciplina como virtud cívica, no como castigo. Disciplina significa dar estructura, sostener límites razonables y construir hábitos que fortalezcan la voluntad. Significa ser coherente —los adultos primero—, persistente —todos los días— y consistente —consecuencias claras, justas y previsibles—. La disciplina bien aplicada protege al alumno, dignifica la convivencia y devuelve a la escuela su papel como taller de ciudadanía.
Esta visión ha sido afirmada desde perspectivas distintas pero convergentes. Elena G. de White advirtió que la verdadera educación desarrolla la facultad de pensar y hacer, evitando que los jóvenes sean “simples reflectores del pensamiento de otros”. Y Camila Henríquez Ureña alertó contra reducir la educación a instrucción técnica, recordándonos que formar el ser es más decisivo que enseñar destrezas.
Hoy, en plena era de la inteligencia artificial, esta verdad es más urgente: la información se obtiene en segundos; el carácter se forma con esfuerzo cotidiano y con entornos que sostengan lo correcto cuando haya presión.
En medio de tanta preocupación, pude ver una señal de esperanza. Recientemente compartí con el personal docente y administrativo del Colegio Adventista Salvador Álvarez de Jababa, Moca: la escuela donde estudié de niño, fundada en 1925 y portadora de cien años de legado educativo y cristiano. Allí, en una actividad anual organizada por la familia Álvarez‑Piantini‑Schliemann, reafirmamos un compromiso: trabajar juntos para que este colegio rural se convierta en un referente nacional de educación integral y disciplina con propósito. En tiempos de crisis, los ejemplos valen más que los discursos.
Si queremos honrar a Noelvin y a Stephora, debemos transformar el duelo en acción verificable. Necesitamos un protocolo nacional obligatorio para excursiones escolares y actividades de riesgo, con auditoría anual y sanciones claras cuando se incumpla. Necesitamos indicadores públicos de convivencia —con estricta protección de identidad— y, más importante aún, que se publiquen de forma trimestral por distrito educativo: incidentes reportados, tiempos de respuesta, medidas aplicadas y avances en prevención. Y necesitamos la ejecución seria, no decorativa, de la formación moral y cívica, con acompañamiento docente, supervisión independiente y continuidad sostenida.
Porque una sociedad que educa el carácter reduce la violencia. Y una que renuncia a esa tarea termina llorando a sus hijos.
Despierta, RD!
Por Rommel Santos Diaz
Otro de los derechos accesorios al derecho a la participación es el derecho a la notificación. Una vez que las víctimas sean reconocidas como tales frente a la Corte Penal Internacional, en una situación o en un caso, directamente o a través de sus representantes legales, las víctimas tienen derecho a ser notificadas e informadas de los avances del procedimiento, de las decisiones de la Sala correspondiente, de las fechas de las audiencias, de la interposición de recursos por las partes , entre otras diligencias.
Tanto la publicidad de los procedimientos como la notificación a las víctimas son claves para garantizar que esta pueda ejercer su derecho a la participación.
Esta importancia es reconocida por algunas disposiciones que hacen expresa la necesidad de que las víctimas tengan conocimiento del estado de los procedimientos; por ejemplo la norma 87 establece la obligación explícita del Fiscal de notificar a las víctimas de acuerdo a la regla 50(1) y la regla 92(2). Igualmente, derivado del artículo 15 del Estatuto de Roma, la Secretaría podrá asistir en esta notificación si así es requerida por la Fiscalía.
Igualmente, existe la obligación de notificar y dar adecuada publicidad de las actuaciones por medios generales de acuerdo a las reglas 92(8) y 96(1).
Esta función se encuentra regulada en el Reglamento de la Secretaría de la Corte Penal Internacional en donde se reconoce la importancia de que esta información sea accesible a las víctimas para facilitar el ejercicio de sus derechos.
Finalmente es importante mencionar que los jueces al ser los garantes del debido proceso y el ejercicio de las víctimas, tienen la facultad de rechazar una solicitud de participación si consideran que en ella no se ha acreditado la calidad de víctima frente a la Corte Penal Internacional.
Sin embargo, las víctimas podrán presentar otra solicitud en una etapa ulterior de acuerdo a la regla 89(2).Finalmente las víctimas si así lo desean, podrán retirar su solicitud de participación en cualquier momento si así conviniere a sus intereses.
