Opinión
Un nuevo concepto de proletariado
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8 años agoon
Por Narciso Isa conde
Hoy voy a teorizar un poco, acompañado de un camarada y amigo muy apreciado, Jorge Beinstein*, sobre unos de los temas cruciales para las izquierdas anticapitalistas y las fuerzas transformadoras de esto tiempos.
Debo recordar que desde hace unas tres décadas vengo insistiendo en la necesidad de reformular a escala internacional, y muy particularmente en nuestra América, lo del sujeto social de las transformaciones revolucionarias en estas sociedades y a la luz de los cambios acaecidos el interior del sistema capitalista-imperialista mundial.
Este idea, compartida en aquellos tiempo con otro gran camarada, Kiva Maidanik** -un historiador y latinoamericanista soviético excepcionalmente anti-dogmático (ya fallecido)- la entendí mucho más imperiosa de abordar y enriquecer al compás de las restructuraciones económicas, sociales y culturales impuestas por la estrategia global neo-conservadora o neoliberal impuesta por las cúpulas del capital transnacional y sus grandes potencias, y en el marco de las mutaciones del capitalismo imperialista a modalidades mucho más parasitarias, especulativas, saqueadoras, excluyentes, militarizadas y destructivas.
En el herético Partido Comunista Dominicano-PCD, y luego en la Fuerza de la Revolución-FR, hicimos enormes esfuerzos para desarrollar esas ideas, siempre con un significativo nivel de resistencia generada por la visión tradicional enraizada en el disco duro de no pocos cuadros y militantes forjados bajo interpretaciones dogmáticas del marxismo, del leninismo y del trotskismo euro-céntricos y de las derivadas maoístas en el contexto de los capitalismos e imperialismos entonces vigentes.
En el inicio y despliegue, primero de la crisis estructural del capitalismo de finales del siglo XX, con su consiguiente recetario neoliberal, y luego en el marco del impacto de la caótica y progresiva decadencia de la civilización capitalista generada por esa voraz impronta de las elites capitalistas en lo que va del siglo XXI, este tema exige más que antes respuestas conceptuales urgentes en vista de las impetuosas y reiteradas resistencias relativamente espontaneas de un gran abanico social a las atrocidades generadas por el afán de sobrevivencia y perpetuidad caótica del gran capital; siempre a contracorriente de los intereses de la humanidad y de la vida planetaria, apuntando a la conformación de ese nuevo concepto de proletariado y exigiendo nuevas definiciones sobre el rol de la organización y la conciencia transformadora en el curso de sus combates .
- ¡ATENCIÓN A JORGE BEINSTEIN!
Jorge Beinstein nos habla en estos términos de este problema crucial:
Necesitamos ahora un concepto de proletariado que identifique al sujeto potencial del proceso de superación del capitalismo en su etapa decadente y globalizada donde el parasitismo es el centro del proceso de reproducción (la etapa de la hegemonía industrial y productiva en general ha quedado enterrada en el pasado), donde dicha reproducción despliega fuerzas destructivas que amenazan a la existencia humana (el capitalismo del siglo XXI entendido como sistema de autodestrucción a escala planetaria). Ya a mediados de los años 1980 Ernest Mandel pronosticaba la nueva disyuntiva sucesora de la formulación realizada por Rosa Luxemburgo a comienzos del siglo XX, el dilema ya no es señalaba Mandel- socialismo o barbarie sino socialismo o muerte.
Dicho concepto debe servir para señalar a la masa social universal que para sobrevivir, para superar la acumulación de desastres en curso necesita destruir al capitalismo, a la que la dinámica del sistema empuja a convertirse en negadora absoluta de la civilización burguesa o en caso contrario pasar a ser una masa multiforme, gelatinosa de subhumanos.
Se trata de un espacio plural abarcando a diversas categorías sociales: obreros industriales, trabajadores de la agricultura y el comercio, pequeños campesinos, artesanos, pequeños comerciantes, microempresarios industriales, etc., a pobres e indigentes en general como por ejemplo la población de aproximadamente mil millones de personas clasificada por la OIT como la que sobrevivía en 2012 con un ingreso de 1,90 dólares diarios o menos (medido a paridad de poder adquisitivo PPA- del año 2011), a la que es necesario agregar la franja siguiente sobreviviendo con un techo de 3,10 dólares diarios medido de igual manera.
Evidentemente el concepto de proletariado no cubre a la totalidad de los asalariados ya que es necesario excluir a los asalariados de clase alta y media-alta como los gerentes de bancos, de empresas de diverso tipo, técnicos de alto nivel, altos funcionarios del Estado, etc. que tanto en los países centrales como en los periféricos integran el área de las elites dominantes y sus círculos de servidores privilegiados.
Quedan entonces excluidas diversas capas de asalariados y deben ser incluidas otras de no asalariados. A estos cortes según niveles de ingresos y localización en el sistema se agregan numerosas especificidades regionales, nacionales y locales, étnicas, etc. Se trata entonces de la masa sufriente que señalaba el joven Marx pero en la condiciones del siglo XXI y que comienza a pensar en la medida en que pelea por su dignidad, desde su lugar concreto, desde sus herencias e innovaciones culturales, buscando afirmar su identidad solo posible si se embarca en la tarea de destrucción del infierno capitalista.
Masa sufriente-pensante que puede ser potenciada en su proceso auto-emancipador con el ingreso a sus filas de la masa pensante que sufre, se rebela contra la injusticia, masa pensante-sufriente que se humaniza realmente a condición de no reivindicar la letra del discurso demagógico democrático del sistema para contraponerlo con su práctica siniestra (desgarramiento inútil) sino que rechaza de manera absoluta a esa alternativa civilizatoria buscando destruirla mediante la lucha revolucionaria, fusionándose con la autopráxis liberadora del proletariado. Dialogar y combatir, todo al mismo tiempo.
De todos modos no existe una frontera prolija, perfectamente delimitada entre el proletariado y el resto, aparecen más bien fronteras borrosas que van siendo atravesadas de manera desordenada al ritmo de la decadencia sistémica por estratos superiores que se empobrecen. Esto ocurre hoy en los países centrales pero también en los periféricos donde las clases medias son acorraladas por los programas de ajuste.
La insurgencia global se presenta entonces como una posibilidad concreta derivada de la necesidad de sobrevivir al desastre en curso y de la existencia del sujeto proletario. El comunismo renovado, desprovisto de sus viejas trabas castradoras constituye el horizonte pos-capitalista accesible recorriendo los caminos de las transiciones socialistas: revolución de la pluralidad creadora, conquista de la libertad, desborde multicultural de miles de millones de seres humanos destruyendo la cárceles del capitalismo. (¿Por qué socialismo? -Libro publicado en Venezuela y Euskal Herria con ensayos de Iñaki Gil de San Vicente, Jorge Beinstein y Chris Gilbert Y Albert Einstein por las editoriales Trinchera y Botxe/2016).
- EN EL PATIO CRIOLLO HAY SEÑALES DE QUE POR AHÍ ANDAN LAS COSAS.
Nuestro país -pequeño eslabón de un sistema en el que se gesta y expande ese sujeto social, o amalgama de sujetos sociales con potencialidad revolucionaria- no deja de ser un mini-laboratorio de esa realidad global que precisa de nuevas conceptualizaciones con sus especificidades en este territorio colonizado y constantemente recolonizado por el poder transnacional del capitalismo-imperialismo de estos tiempos.
Aquí, en los procesos de indignación-movilización de las últimos años, no han sido extrañas las confluencias de la masa sufriente pensante y la masa pensante que sufre, de la diversidad popular y sectores de capas medias que combinan asalariados/as industriales, agrícolas, de empresas de servicios públicos y privados, semi-proletarios, sin trabajo, chiriperos, trabajadores por cuenta propia, pequeños empresarios, profesionistas, jóvenes y mujeres del pueblo, excluidos/as sociales por causas diversas, poblaciones directamente afectadas por la degradación o amenaza de degradación ambiental, sectores sociales diversos asqueados por la gansterización del Estado y por las elites capitalistas, y empresarios medios ahogados por la usura y la ofensiva neoliberal.
Algo que ha tenido singulares, aunque variadas, expresiones en las luchas medio-ambientales, en los movimientos anti-corrupción y en diversas modalidades protestas sociales (Mina de Blanco en Bonao, Cementera de los Haitises, FALCONDO, BARRICK GOLD Loma Miranda-Parque Nacional, 4% para la educación, paros territoriales, cadenas humanas, Justicia Global ) y que ahora convergen con el reclamo común del fin de la impunidad y variadas demandas negadas por el poder constituido en el espectacular torrente de MARCHA VERDE, donde ese nuevo sujeto social-popular y otros que concurren o coinciden temporalmente conforman un nueva fase de indignación-movilización de una gran parte del pueblo dominicano.
Esto indica que la transformación posible depende de la conciencia y organización que progresivamente alcance ese conglomerado en ascenso, y muy especialmente el bloque popular que integran la masa sufriente pensante acompañada de la masa pensante que sufre, junto a las redes de activistas y militantes anticapitalistas llamados/as a jugar, a partir de la asunción de todas las liberaciones enfrentadas al sistema de dominación, un rol significativo que articule pensamiento transformador y acción capaz de desbordar las murallas o cárceles del sistema.
Esto siempre impregnado del desafío de la rebelión global de los/as excluidos/as oprimidos/as, discriminados/as y echados/as a menos en un mundo bajo el mando de un poder elitista altamente parasitario y destructivo.
Tal tema resulta, pues, un reto insoslayable para los marxistas-revolucionarios que seguimos considerando al socialismo científico -junto a todo lo nuevo que lo enriquece y complementa- como teoría matriz imprescindible para conocer el mundo actual, articular todas las rebeldías anti-sistema y transformarlo en una dirección que le permita a la humanidad liberarse de esas lacras y sobrevivir dignamente. ¡Que seguimos comprometido a renovarlo, enriquecerlo y desarrollarlo como guía para la acción subversiva y creadora!
*JORGE BEINSTEIN: economista argentino, investigador, experto en prospectiva, militante marxista revolucionario.
**Kiva Maidanik, miembro de la Academia de Ciencias de la URSS, estudioso de la guerra civil española, del proceso latino-caribeño y la revolución china
Opinión
La Unidad Antifraude: el nombre elegante de la impunidad
Published
6 días agoon
diciembre 21, 2025Por Isaías Ramos
Si usted todavía duda, no le pido que me crea. Le pido algo más simple y más honesto: pida tres números.
- ¿Cuántos “intocables” han terminado condenados?
- ¿Cuánto dinero volvió —real y verificablemente— al erario?
- ¿Qué contratos lesivos fueron anulados y qué concesiones fueron revertidas?
Porque en una democracia funcional, la lucha anticorrupción no se mide por discursos. Se mide por consecuencias.
En 2021 se anunció una “Unidad Antifraude”. En diciembre de 2023 se relanzó. Y este año el decreto 382-25 la formaliza. En La Semanal se repiten cifras: colaboraciones, expedientes, alertas, procesos detenidos y “miles de millones” reportados como “protegidos”.
Prevenir e investigar es necesario. Nadie serio se opone a que el Estado tenga controles. El problema empieza cuando se pretende que la existencia del instrumento sea equivalente a la justicia producida por ese instrumento.
Actividad no es justicia. El país está atrapado en esa confusión.
Puede haber movimiento: monitoreos, reportes, remisiones. Pero la ciudadanía no vive de movimiento. Vive de resultados finales:
- Un informe no es una condena.
- Un expediente no es reparación.
- Una alerta no es devolución de lo robado.
- Un titular no es justicia.
Si el Gobierno quiere convencer al que duda, no tiene que hablar más fuerte. Tiene que mostrar el cierre: condenas, recuperación y corrección estructural.
Cuando la corrupción toca la salud, deja de ser “administrativa”: se vuelve humana.
En el caso SeNaSa (Operación Cobra), el Ministerio Público investiga un presunto desfalco de miles de millones en una institución creada para sostener un derecho fundamental. Pero, si usted aún duda, no piense en “miles de millones” como cifra. Piense en esto:
A las 6:12 a. m., en una sala de espera, una madre aprieta una carpeta con papeles arrugados: receta, informe, sello, copia de cédula. No llora; cuenta minutos. El médico ya lo dijo: “esto no puede esperar”.
En la ventanilla: “hay que subirlo al sistema”. En el call center: “espere en línea”. En la farmacia: “todavía no aparece… sin autorización no puedo despacharlo”.
La madre vuelve al hospital. Vuelve al teléfono. Vuelve a la oficina. Y cada día que vuelve, la palabra “urgente” se hace más pequeña.
En el documento dice: “Autorización pendiente”.
Pero en la vida real, lo pendiente no es un papel: es el tiempo.
Ahí la indignación deja de ser política y se vuelve moral: mientras una madre persigue una firma para sostener una vida, el país se entera —según investiga el Ministerio Público— de que la institución llamada a protegerla pudo haber sido saqueada desde adentro. Y, cuando eso ocurre, los números dejan de ser el centro: lo central es el daño tangible, físico y emocional, sobre gente real.
Y el contraste ya no es una metáfora. Domingo en la noche en el momento que se conocía la coerción, decenas de ciudadanos se concentraron fuera del Palacio de Justicia de Ciudad Nueva con pancartas y consignas, exigiendo prisión preventiva; la Policía los contuvo con vallas y un cordón de seguridad.
Horas después, el juez impuso prisión preventiva de 18 meses en Najayo a varios imputados, incluyendo a Santiago Hazim y otros acusados, y dictó arresto domiciliario y restricciones para tres imputados. Es un paso procesal. No es cierre. Y si la defensa apela, el reloj corre a favor de la dilación. Una medida de coerción no es sentencia, no devuelve dinero, no repara vidas.
La gran trampa es confundir movimiento con justicia. En una emergencia, nadie se tranquiliza porque le digan “ya abrimos un expediente”. Nadie recupera a un ser querido con una rueda de prensa.
Porque eso es lo que se repite, gobierno tras gobierno: se roba —se anuncia que se investiga— se administra el escándalo— y al final, todo sigue. La unidad, la comisión, el decreto: papelería. Impunidad con membrete.
El núcleo del problema es estructural. Cuando una unidad depende del poder político, aparece un freno natural justo cuando el expediente toca donde “no conviene”. Si el costo de llegar al final es demasiado alto, el proceso se queda en la mitad. Y un proceso a medias es, para el pueblo, impunidad con papelería.
Y aquí hay que decirlo sin rodeos: esto no es “un partido contra otro”. Es una partidocracia que ha convertido el Estado en botín y la justicia en trámite. Los colores cambian, pero el pacto de protección se mantiene. Por eso, el problema no se resuelve con marketing de transparencia. Se resuelve rompiendo la inmunidad del sistema, gobierne quien gobierne.
Si de verdad se quiere convertir “actividad” en confianza, hay un camino simple y auditable. Tres pruebas de sinceridad:
- Tablero público trimestral de consecuencias. Un portal único, sin retórica: acusaciones, sentencias, decomisos, recuperaciones efectivas y contratos anulados. Montos en tres columnas: “estimado”, “asegurado”, “recuperado”.
- Trazabilidad con plazos. Remisión → apertura → coerción → acusación → juicio → sentencia → recuperación. La impunidad se alimenta de la niebla; la justicia exige cronograma.
- Blindaje institucional real. Estabilidad técnica, protección a denunciantes y obligación de publicar resultados finales.
El pueblo dominicano no necesita más anuncios como sustituto de justicia. Necesita ver dinero devuelto. Necesita ver contratos anulados. Necesita ver sentencias.
El día que un país entiende que le han pedido paciencia demasiadas veces, deja de aplaudir anuncios y empieza a exigir consecuencias.
Ese día, el país no grita más: audita.
Despierta RD!
Por Oscar López Reyes
Roedores humanos de siete leguas, que encubren su codicia y deslealtad en los invisibles desajustes de su química cerebral, inescrupulosamente han pululado en las vísceras de los gobiernos de la Era Democrática, cuyos mandantes han popularizado frases que, en su mayoría, perduran como retóricas en los entresijos de la impunidad esencialmente judicial. A contrapelo, los corruptos cabalgan con el peor lastre: la inexorable condena de la sociedad, bifurcada desde el Ministerio Público y la difusión mediática.
La oración que más resuena, por la vigencia en el presente ciclo, es la del presidente Luis Rodolfo Abinader Corona: “Tengo amigos, pero no cómplice”, que replica cuando altos funcionarios de su Gobierno han tenido que salir del tren administrativo, por su involucramiento en el peculado. Está en el candelero el insaciable ortopedista y traumatólogo Santiago Hazim, director ejecutivo del Seguro Nacional de Salud (Senasa, agosto de 2020-agosto de 2025), quien se cobija bajo rejas, imputado por el Ministerio Público de un desfalco inicialmente cuantificado en 15 mil millones de pesos. ¿Acaso sufría, sin darse cuenta, de una anomalía en la corteza prefrontal?
Antes de rememorar los estribillos de los presidentes de la Era Democrática, nos preguntamos si después de este salvajismo, el presidente Abinader Corona percutirá aún más el hacha de hierro batido, sin soltarla ni un instante, contra los envilecidos? ¿Se logrará, con la Inteligencia Artificial, detectar a tiempo el perfil delictivo-conductual de los aspirantes a cargos públicos?, ¿Quién acomete una inhumanidad como la adjudicada a un médico, más que un tonto-ingenuo padece de un trastorno antisocial de personalidad?, ¿cuántos más enfermos que Hazim -y con acusaciones menores- inundan las cárceles? y, ¿habrá, incuestionablemente, sanciones ejemplificantes para los miserables implicados en semejante defraudación?
“Tente quieto”, les dirían los abogados a los incriminados, para significarles que no estamos en China ni en Cuba, y que en la República Dominicana las leyes están preparadas para que los que tengan arraigo (dinero, propiedades, etc.) escapen del castigo penitenciario. En diciembre de 2025, la justicia del gigante asiático dispuso el fusilamiento del exbanquero Bai Tianhui (una sola bala de punta hueca en la nunca), por aceptar 156 millones de dólares en sobornos, y el Tribunal Supremo Popular de la mayor isla del Caribe sentenció a cadena perpetua a su exministro de Economía y Planificación, Alejandro Gil, por cohecho y otros delitos.
En otro tercio o ángulo, la democracia disfrutada en la República Dominicana, también en el 2025 han sido dados pasos crecidos para actualizar y superar falencias del sistema de justicia, con la aprobación de la nueva legislación de Contrataciones Públicas (Ley 47-25), el novedoso Código Penal (Ley 74-25) y la modificación del Código Procesal Penal (Ley 97-25). Estas piezas amplían la fiscalización y el control en la administración pública, y la sancionabilidad penal a los infractores, en la búsqueda del escarmiento, la prevención de transgresiones y el cuidado de la dignidad humana.
Pasma con estupor el señorío de la hábil inteligencia, el cauteloso disimulo, la capacidad de manipulación, el encubrimiento y el engaño -en el poder de la influencia y la presión- tanto de extragobiernos o fácticos (no elegibles popularmente, como asociaciones empresariales y sin fines de lucro, iglesias, medios de comunicación, gremios profesionales y laborales, etc.), como de ciertas esferas de los poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial. Actos de esos conspicuos derivan -sin mover los labios ni sus tranzas de rostros anchos- en acomodamientos domiciliarios a quienes han perpetrado actos atroces, como los de Senasa.
Conscientes de la proliferación epidérmica de funcionarios con fisonomía corruptible -con cabezas peliagudas, colas largas y patas cortos- así como de ciudadanos de pelaje gris oscuro, los mandatarios dominicanos elegidos democráticamente en el período 1962-2025 han tirado gritos de reconocimiento de la plaga, compasión y advertencia:
1.- Juan Bosch y Gaviño: Propagó y observó con rigor los principios ético-morales. Aceptó la renuncia de su secretario de Industria y Comercio, Diego Bordas Hernández, luego de una bien sustentada denuncia de que favoreció con un contrato a una empresa de su propiedad. Hito: A los 7 meses, Bosch se convirtió en el primer presidente en ser DERROCADO por sus medidas contra privilegios y malversaciones.
2.- Joaquín Balaguer: “… si existiera corrupción, esta siempre se detendría en la puerta de mi despacho”, y “busco, con la linterna de Diógenes, a un hombre honesto”. Caracterización: Permisivo ante el enriquecimiento ilícito generalizado, con dos ñapas penales idiosincráticas: Aduanas e Hydro-Quebec. Novedad: PROGENITOR de la corrupción y la impunidad.
3.- Antonio Guzmán Fernández: Propuso reducir la discrecionalidad de los fondos públicos y los favores en la administración pública. Rasgos: Rígido en la honestidad. Hubo escasas denuncias sobre timadores, y no avaladas. Ocurrencia: primer presidente en SUICIDARSE por descubrimiento de corrupción.
4.- Salvador Jorge Blanco: “Manos limpias” en el Gobierno fue su consigna de campaña electoral. Signo: Temeroso, manipulable y complaciente. Instrucciones punitivas resaltantes: Corde, CDA e Inespre. Originalidad: El primer presidente dominicano en ser sometido a la Justicia y guardar PRISION por supuesta sobrevaluación en compras de mercancías militares.
5.- Leonel Fernández Reyna: Prometió Tolerancia Cero con sustracción de bienes gubernamentales y que no habrá padrinos para los corruptos. Trazo: permisivo hasta la saciedad. Instrumentaciones tribunalicias típicas: Peme, Super Tucanos, Sun Land, Indrhi y CDE. Suceso: El registro primario de los más GIGANTESCOS escándalos de sobornos y estafas, con 66 auditorías no investigadas, presentadas por la Cámara de Cuentas a la Procuraduría General de la República.
6.- Hipólito Mejía Domínguez: “Los ladrones son el mayor problema del país”. Brotaron como expedientes clásicos el Plan Renove y el subsidio del GLP. Marca: Relajamiento del poder. Acontecimiento: El primer presidente en denunciar un fraude por 55 mil millones (Baninter), que se tradujo en su EXCLUSION de la presidencia de la República para otro mandato.
7.- Danilo Medina Sánchez: “El que se equivoque deberá pagar”. Síntoma: Hacerse de la vista gorda ante quienes, con el dolo, acumularon voluminosas riquezas, y terminaron en sumarios inconfundibles: Odebrecht, “Peaje sombra” y operaciones Antipulpo, Coral, Caracol, Medusa y Calamar. Cualidad: romper RÉCORD de sometimientos judiciales a parientes y partidarios.
8.- Luis Abinader Corona: “Tengo amigos, pero no cómplice”. Señal: Consistente y flexible, según tareas y razonamientos. Causas peculiares: Senasa, Intrant, Inabie y Lotería. Hecho: Primer presidente en separar de funciones gubernamentales a más de 40 cercanos colaboradores políticos (solicitud de renuncia y desvinculación) y tramitar ENJUICIAMIENTOS judiciales por la comisión de irregularidades gerenciales.
Asentado que la apropiación indebida viaja como una infección sistémica por todos los torrentes sanguíneos del Estado en conductores disímiles, y por los señalamientos precedentes, colegimos que ha sido aupada por la afectividad a parientes, amistades y correligionarios; la creencia ciega en la honorabilidad de compañeros de batallas, la satisfacción exagerada de compromisos electorales y el clientelismo. Uno de los mencionados, que ha resucitado como un inocente gallito de peleas, llegó a pedirle al Ministerio Público que archivara expedientes con graves imputaciones, emulando al buen pastor con sus ovejas.
En esa mecha ardiente radica la diferenciación entre los ocho jefes de Estado singularizados: su postura frente a las defraudaciones, impertérrita como Bosch y Guzmán. Quiénes con salmos, bendiciones, silbidos amorosos y sacramentos, que otean con urbanidad en el globular de Judas Iscariote, caminan en la confabulación más perniciosa. Quiénes agachan, no destapan, guardan en indultos y no acuden a la justicia, por cobardía o para supuestamente no “desconsiderar” a sujetos vinculados a héroes, mártires o figuras públicas, se desvían por la tangente y comprometen su responsabilidad jurídica e histórica.
Para cumplir con la solemne misión de resguardar el patrimonio público, garantizar los derechos fundamentales de los ciudadanos, propender al máximo bienestar colectivo y honrar su memoria histórica con la grandeza de su reputación, a los mandatarios le conviene borrar la ternura empática y receptiva individualizada, y junto a sus subordinados pronunciar un solo idioma: la actuación ética y transparente. Y, para perpetuar esa notoriedad, están compelidos a someter a la Justicia a los hijos de Jesucristo -si cometen felonías- para así homenajear a Jesucristo en su condena a los pecados y en la redención de los marginados.
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El autor: Escritor, gremialista, catedrático y columnista de El Nacional y decenas de digitales.
Por Narciso Isa Conde
Fíjense que voy hablar de “Trump y la locura”, no de la locura de Trump, porque Donald Trump, presidente de EE. UU., bajo control del “poder profundo”, y específicamente del Complejo Militar-Industrial-Cibernético de esa superpotencia decadente, no está loco. Tampoco está senil,
A él le pasan otras cosas: es un ferviente y apasionado partidario de la post-verdad y los shows mediáticos, tiene un ego millones de veces más grande que su torre y que villa veraniega y ama la trampa; es un neofascista medular, milita en la supremacía blanca y en la eternidad del dominio colonial y neocolonial de EE. UU. y, en consecuencia, ante su inevitable declive, ha tenido que abrazar el remozamiento febril de la Doctrina Monroe y las nuevas derechas.
En parte son cosas de su psiquis, en parte de su crianza y socialización, en parte de sus “éxitos” en las influyentes prácticas de las subculturas de los “realitys shows” y la especulación en su formación. Pero, sobre todo, de la conversión del capitalismo y el imperialismo estadounidense en lumpen capitalismo y lumpen-imperialismo mundial, y del impacto desquiciante de su pérdida de hegemonía en la psiquis colectiva de las elites del sistema de dominación.
Trump no es solo él, es un engendro de un poderío en descomposición, algo que aloca a su poder profundo y a gran parte de su “clase” política.
La locura existe, pero es de la cúpula sistémica desesperada ante su decadencia global, ante la emergencia de los BRICS, del Sur Global, del auge de las luchas por la autodeterminación de los pueblos colonizados y neo colonizados, del mundo multipolar y de una mayoría global que no responde a sus nefastos designios.
Pero la locura no es tanta como para, derrotados en muchas partes del mundo, no proceder a concentrar sus fuerzas destructivas en su antiguo “patio trasero” en rebeldía; y es mucha para declarar que el petróleo, las tierras y los valiosos recursos naturales de Venezuela, y más allá de Venezuela, los de todas nuestra América latino-caribeña, son suyos.
La misión auto-asignada desde locura sistémica senil, en medio de su profunda crisis interna, de su declive en el propio Hemisferio Occidental y en este continente, de los jaguares criollos que pueden despertar y de la solidaridad extra-continental de la mayoría global que rechaza sus catastróficos designios, está condenada al fracaso.
Pero son muchos y terribles los daños que sus zarpazos imperiales pueden ocasionar. Y a ese palo podrido genocida Abinader nos quiere amarrar. ¡Basta ya!
