Opinión
Un personaje de Voltaire
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13 años agoon
Por Andrés L. Mateo
La delincuencia brota del paradigma de quienes nos dirigen
Se llamaba Francois Marie Arouet, conocido universalmente como Voltaire; y aunque su pensamiento es sinónimo de la ilustración parisina, su poesía es mundana, y su ingenio filosófico mira la historia como el producto de las pasiones humanas, más que por la intervención de la providencia.
En el año 1759 escribió “Cándido”, una novela que los dominicanos deberían leer, porque su personaje principal expresó en una frase toda la filosofía pequeño burguesa que vivimos hoy: “Hay que cultivar nuestro jardín”, dijo Cándido, y la escueta dimensión del universo quedó clavada como una perversión filosófica.
Tal vez eso sea lo que explique que en la República Dominicana todos los días ocurran grandes escándalos, y al final no pasa nada. Sobeida, el Cacón, Leonel Fernández, los senadores y su “barrilito”, Félix Bautista, una policía que es una máquina de matar y emplea los mismos métodos de los criminales que persigue, un Jefe de la policía que sustituye al poder judicial y aplica la pena de muerte cuando le da la gana, jueces con birretes que se venden sin ningún pudor, y un largo etcétera que es la decepción cotidiana.
Mientras los pequeños burgueses cultivan su propio jardín. Creen que éstas cosas no los alcanzarán, que es a “los otros” a quienes les suceden estos hechos.
De instante en instante, pueden arrojarse con ardor sobre metas más ambiciosas, pero será siempre “su jardín” el que cultivarán.
Yo siento que el signo de la irremediable locura de los hombres y las mujeres de este país, en las condiciones de la vida posmoderna, cultiva con más el jardín de Cándido, sólo que en medio de una contradicción que la “razón” no alcanza a explicar. ¿Cómo cultivar mi egoísta jardín, en un mundo que se reduce dramáticamente ante mis ojos? ¿No es dudoso que ese pequeño burgués sedentario, intelectual pagado, que acude a la oficina de FUNGLODE y besa la mano del perínclito, y le rinde pleitesía, no piense que entre el mundo real y él exista alguna relación?
El problema de “cultivar su jardín” es que la reproducción de la vida material va encanalleciendo el espíritu, va calcando en la máscara ruin de la cotidianidad nuestros miedos, y convirtiendo nuestros actos en el lugar de la ausencia, en un hecho del discurso, no en un acto de la voluntad.
¿No es lo que está ocurriendo? ¿Dónde están los “intelectuales” dominicanos que ni siquiera se indignan ante tanta corrupción y cinismo, que no son capaces de abrir la boca frente a la delincuencia de cuello blanco, y se afanan y sudan la gota gorda por la delincuencia común, sabiendo que no hay mayor estímulo para el crimen que la impunidad de los poderosos?
Ahí están, “cultivando su propio jardín”, como Cándido, ese personaje del liberalismo enciclopedista francés, a quien Voltaire hizo vivir sus insólitas aventuras justamente en tierras americanas.
Los pequeño burgueses, que son existencia y paradigma; que están siempre tan cerca de la gloria como de la abyección, ahora sólo se empinan para arar en su propio jardín.
Todo se ha desflecado. Lo insalvable del individualismo es que no funda ninguna posesión verdadera para el ser. No es más que relaciones externas, de comercio, ante las cuales el sujeto permanece indiferente, extraño, como un extranjero. Y es por eso que no somos un país, no encarnamos una nación. Somos un archipiélago de insomnes jardineros que únicamente han aprendido a cultivar su jardín. Aquí se han esfumado los proyectos sociales, y la delincuencia no brota de la nada, sino del paradigma de quienes nos dirigen y nos han enseñado que ya nada importa, que el valor del dinero y el poder todo lo borra.
¿Sería posible imaginarse la historia dominicana sin los apremios del pequeño burgués asediado? Los políticos que en nuestro país han manejado durante mucho tiempo el poder, son quienes mejor los conocen. Ahí están, cultivando su propio jardín.
Portándose bien y sonrientes en FUNGLODE , mientras Sobeida, el Cacón, Leonel Fernández, los senadores y su “barrilito”, Félix Bautista, una policía que es una máquina de matar y emplea los mismos métodos que los criminales que persigue, un jefe de la policía que sustituye al poder judicial y aplica la pena de muerte cuando le da la gana, jueces con birretes que se venden sin ningún pudor, y un largo etcétera que es la decepción cotidiana nos atosigan el diario vivir. ¡Oh, Dios, en qué jungla tan siniestra han convertido los políticos este país!
Artículo publicado originalmente en el periódico HOY.
Opinión
Trump ordena, Abinader se arrodilla y el Pentágono invade
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3 días agoon
diciembre 11, 2025Por Narciso Isa Conde
Santo Domingo.– Al aceptar la determinación de Trump y del Pentágono, de intervenir militarmente los aeropuertos de San Isidro y Las Américas, el espacio aéreo y aguas territoriales de nuestro país, para agredir militarmente a Venezuela y a otros países de la región, Luis Abinader ha cometido el delito de traición a la patria dominicana y la peligrosa afrenta de sumarse al plan de guerra e intervención de EE.UU. en esta región.
¿Qué implica la intervención militar en bases dominicanas?
La base militar de San Isidro es la más grande del país, concentra el mayor poder de fuego (aviación, cuerpo de paracaidistas, infantería y blindados) y pasa a ser intervenida por el Comando Sur del Pentágono.
No se había visto una cosa parecida luego de la intervención militar de abril de 1965: en los últimos 60 años la intervención militar de EE.UU. se mantuvo camuflada como «asesorías», «visitas», «ejercicios» y «operaciones» puntuales; pero ahora la intervención se asume directa, invasiva, indefinida y con tropas especializadas.
La Constitución vigente -a pesar de lo conservador, autoritario y neoliberal de su contenido- obliga a Abinader a rechazar cualquier agresión a nuestra soberanía y cualquier intervención en los asuntos internos de otros países.
¿Cuál es el contexto político y regional de esta acción?
En verdad, no se trató de un «acuerdo», sino de una orden de Trump y el Pentágono, fielmente cumplida por Abinader, en medio de un despliegue naval en el Caribe y áreas del Pacífico; apuntando contra Venezuela y Cuba, en primer lugar y sucesivamente.
Pero también contra los gobiernos de México y Colombia (Colombia ya invadida por 10 bases militares), sin descartar Nicaragua, ni a otros países que no se le dobleguen a un imperio furioso por su decadencia, empecinado en saquear petróleo, gas, minerales estratégicos, biodiversidad y fuentes de agua en Nuestra América.
El cartel mayor del Hemisferio Occidental es Wall Street y el mercado más grande es el Norte Revuelto y Brutal, mientras aquí abundan las narco-complicidades en altas instancias del Estado.
Este es un narco-estado y si no lo creen, examinen los largos años de impunidad de altos funcionarios civiles, militares y empresarios protectores de los capos Quirino, Figueroa Agosto, Toño Leña, Cesar El Abusador, Arturo del Tiempo, Nelson Solano, Miguel Gutiérrez, Miki López, Yamil Abreu y los capos del Cartel del Cibao, que primero financió al PLD y luego al PRM.
Examinen la narco-política del PRM y por qué las conexiones del narco con sus jefes políticos en funciones gubernamentales no se atacan ni se sancionan.
Opinión
Educación y carácter: deuda que RD no puede posponer
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3 días agoon
diciembre 11, 2025Por Isaías Ramos
Santiago nos golpeó con dos tragedias que el país no puede normalizar. Noelvin Jeremías Cabrera, de 14 años, murió tras un conflicto vinculado al entorno escolar luego de salir del Politécnico Simón Antonio Luciano Castillo; otro adolescente guarda prisión preventiva mientras se conoce el proceso.
Días después, Stephora Anne‑Mircie Joseph, de 11 años, falleció por ahogamiento durante una excursión escolar del Colegio Leonardo Da Vinci. Según informó el Ministerio Público, el caso se investiga como homicidio involuntario y se detuvo a cuatro personas, alegando presuntas fallas graves de supervisión y seguridad.
Estos episodios no son accidentes desconectados. Son síntomas de un deterioro profundo: en demasiados entornos escolares se ha debilitado la fuerza formativa, la autoridad moral y la coherencia institucional. Durante casi treinta años, la formación moral y cívica ha sido relegada y, al mismo tiempo, la disciplina ha sido malinterpretada como autoritarismo, dejando un vacío que hoy se expresa en conductas violentas, negligencia, irrespeto y una cultura escolar sin límites claros.
El Gobierno reaccionó anunciando una mesa interinstitucional “permanente” entre el Ministerio de Educación y la Procuraduría, enfocada en prevención, monitoreo y protocolos de actuación. Es un paso necesario. Pero debemos ser honestos: la República Dominicana está cansada de anuncios que no pasan de la rueda de prensa. La ciudadanía exige resultados medibles, responsables identificables y continuidad real. Lo que no se supervisa se pierde; lo que no se mide se diluye.
El problema de fondo excede cualquier mesa técnica. La Constitución es clara: el artículo 63, numeral 13, ordena como obligatoria en todas las escuelas —públicas y privadas— la formación social, cívica y ética, la enseñanza de la Constitución, los derechos fundamentales y la convivencia pacífica. La Ley 66‑97 insiste en principios como el respeto a la vida, la democracia, la solidaridad, la verdad y los valores que sostienen la dignidad humana. Sin embargo, entre la teoría legal y la práctica cotidiana hay un abismo que seguimos pagando con vidas jóvenes.
Hay, sin embargo, una señal alentadora: la Ordenanza 02‑2025 del Ministerio de Educación, que establece la implantación formal de la asignatura Educación Moral, Cívica y Ética Ciudadana en todos los niveles a partir del año escolar 2025‑2026. Es un avance importante, pero no será suficiente si no se acompaña de tres elementos indispensables: formación docente rigurosa, coherencia institucional y supervisión real. Una asignatura sin cultura institucional es como sembrar sin preparar la tierra.
En el Frente Cívico y Social entendemos que volver a educar el carácter implica recuperar la disciplina como virtud cívica, no como castigo. Disciplina significa dar estructura, sostener límites razonables y construir hábitos que fortalezcan la voluntad. Significa ser coherente —los adultos primero—, persistente —todos los días— y consistente —consecuencias claras, justas y previsibles—. La disciplina bien aplicada protege al alumno, dignifica la convivencia y devuelve a la escuela su papel como taller de ciudadanía.
Esta visión ha sido afirmada desde perspectivas distintas pero convergentes. Elena G. de White advirtió que la verdadera educación desarrolla la facultad de pensar y hacer, evitando que los jóvenes sean “simples reflectores del pensamiento de otros”. Y Camila Henríquez Ureña alertó contra reducir la educación a instrucción técnica, recordándonos que formar el ser es más decisivo que enseñar destrezas.
Hoy, en plena era de la inteligencia artificial, esta verdad es más urgente: la información se obtiene en segundos; el carácter se forma con esfuerzo cotidiano y con entornos que sostengan lo correcto cuando haya presión.
En medio de tanta preocupación, pude ver una señal de esperanza. Recientemente compartí con el personal docente y administrativo del Colegio Adventista Salvador Álvarez de Jababa, Moca: la escuela donde estudié de niño, fundada en 1925 y portadora de cien años de legado educativo y cristiano. Allí, en una actividad anual organizada por la familia Álvarez‑Piantini‑Schliemann, reafirmamos un compromiso: trabajar juntos para que este colegio rural se convierta en un referente nacional de educación integral y disciplina con propósito. En tiempos de crisis, los ejemplos valen más que los discursos.
Si queremos honrar a Noelvin y a Stephora, debemos transformar el duelo en acción verificable. Necesitamos un protocolo nacional obligatorio para excursiones escolares y actividades de riesgo, con auditoría anual y sanciones claras cuando se incumpla. Necesitamos indicadores públicos de convivencia —con estricta protección de identidad— y, más importante aún, que se publiquen de forma trimestral por distrito educativo: incidentes reportados, tiempos de respuesta, medidas aplicadas y avances en prevención. Y necesitamos la ejecución seria, no decorativa, de la formación moral y cívica, con acompañamiento docente, supervisión independiente y continuidad sostenida.
Porque una sociedad que educa el carácter reduce la violencia. Y una que renuncia a esa tarea termina llorando a sus hijos.
Despierta, RD!
Por Rommel Santos Diaz
Otro de los derechos accesorios al derecho a la participación es el derecho a la notificación. Una vez que las víctimas sean reconocidas como tales frente a la Corte Penal Internacional, en una situación o en un caso, directamente o a través de sus representantes legales, las víctimas tienen derecho a ser notificadas e informadas de los avances del procedimiento, de las decisiones de la Sala correspondiente, de las fechas de las audiencias, de la interposición de recursos por las partes , entre otras diligencias.
Tanto la publicidad de los procedimientos como la notificación a las víctimas son claves para garantizar que esta pueda ejercer su derecho a la participación.
Esta importancia es reconocida por algunas disposiciones que hacen expresa la necesidad de que las víctimas tengan conocimiento del estado de los procedimientos; por ejemplo la norma 87 establece la obligación explícita del Fiscal de notificar a las víctimas de acuerdo a la regla 50(1) y la regla 92(2). Igualmente, derivado del artículo 15 del Estatuto de Roma, la Secretaría podrá asistir en esta notificación si así es requerida por la Fiscalía.
Igualmente, existe la obligación de notificar y dar adecuada publicidad de las actuaciones por medios generales de acuerdo a las reglas 92(8) y 96(1).
Esta función se encuentra regulada en el Reglamento de la Secretaría de la Corte Penal Internacional en donde se reconoce la importancia de que esta información sea accesible a las víctimas para facilitar el ejercicio de sus derechos.
Finalmente es importante mencionar que los jueces al ser los garantes del debido proceso y el ejercicio de las víctimas, tienen la facultad de rechazar una solicitud de participación si consideran que en ella no se ha acreditado la calidad de víctima frente a la Corte Penal Internacional.
Sin embargo, las víctimas podrán presentar otra solicitud en una etapa ulterior de acuerdo a la regla 89(2).Finalmente las víctimas si así lo desean, podrán retirar su solicitud de participación en cualquier momento si así conviniere a sus intereses.
