El discurso de moda es el que se refiere al gran esfuerzo y el apego del médico al juramento hipocrático a propósito de la aparición de la pandemia.
Nadie ha puesto en duda la abnegación y la entrega del profesional de la Medicina, cuya actitud lo ha colocado en un lugar muy cimero de la sociedad dominicana.
El propio Gobierno de Luis Abinader ha hecho elogios extraordinarios a los médicos por la forma como se han entregado para combatir el Covid.
Sin embargo, no se entiende la denuncia del presidente del Colegio Médico Dominicano (CMD), Waldo Ariel Suero, de que los galenos que han sido incorporados en el combate a la pandemia aún no han cobrado un solo centavo.
Ello habla muy mal de las autoridades dominicanas, porque proyecta una gran falta de consistencia, de coherencia y de firmeza en sus promesas y sus palabras.
Es un asunto que se debe resolver a la mayor brevedad posible, sobre todo ahora que la pandemia toma fuerza y que se vuelve más agresiva, contagiosa y peligrosa.
La focalización de las autoridades tiene que ser en el coronavirus y para esto necesita tomar en cuenta las necesidades de los médicos e incluso contemplar la posibilidad de aumentar la cantidad de profesionales de la salud que combaten la enfermedad.
La verdad que el no pago a los médicos no tiene justificación, ni siquiera en un momento de dificultades económicas, que provoca un gran endeudamiento interno y externo.
El presidente Luis Abinader debe resolver a la mayor brevedad posible este problema, porque aparte de desmentir la exhibida sensibilidad con los principales protagonistas que combaten el coronavirus, también proyecta la idea de que no se cumple con las responsabilidades y los compromisos asumidos.
El pago de los sueldos a los médicos que combaten el Covid-19 debe ser parte de las prioridades nacionales, porque si éstos se retiran de la labor que desarrollan en los actuales momentos, la situación creada por el patógeno se vuelve mucho más crítica.