El presidente de la Junta Central Electoral, Julio César Castaños Guzmán, ha abogado porque los fondos que reciben los partidos políticos, tanto del Estado como del sector privado, sean auditados para que haya mayor transparencia.
Es una preocupación muy legitima, porque los partidos políticos, grandes y pequeños, son un nido perfecto de todo aquel se ha inclinado por una conducta reprochable y poco transparente.
La formación de partidos políticos siempre ha sido un gran negocio en la República Dominicana en razón de que sus principales dirigentes sólo buscan aprovecharse de los recursos públicos y privados para enriquecerse de una manera muy descarada.
Hay partidos grandes y pequeños que son un patrimonio personal de sus creadores o de aquellos que tienen su absoluto control, pese a que éstos, aunque son figuras del derecho privado, buscan manejar o administrar fondos públicos que pertenecen a todos y cada uno de los dominicanos.
Nadie pone en duda que los partidos son un instrumento para que aquellos que los dirigen acumulen grandes fortunas sin que nadie se meta con ellos, ni la Cámara de Cuentas ni nadie.
Frente al grave problema que constituyen los partidos políticos en el país se impone, como se ha abogado desde hace muchos años, que el Congreso Nacional se aboque a discutir la ley de partidos y del régimen electoral.
Siempre hemos sostenido que el problema de la corrupción y la poca transparencia es un flagelo que afecta de manera integral a toda la sociedad, lo cual consecuentemente impacta a la clase política nacional.
En la República Dominicana hay pequeñas parcelas políticas que se han formado sólo con los familiares y amigos de sus promotores y al cabo de algunos años reciben sumas millonarios del Estado sin que se ofrezca una relación de gastos que justifique su financiamiento
El momento demanda que la voluntad del Presidente de la Junta Central Electoral sea muy tomada en cuenta por senadores y diputados, así como por el presidente de la República, principal cabeza del Estado.
Es hora de por lo menos intentar un gran cambio.