La sociedad dominicana tiene grandes dificultades para auto examinarse con posibilidades ciertas de corregir sus errores.
De ahí que su Justicia, una de las instituciones que no deben dejar de funcionar correctamente, esté ahora en el ojo del huracán por una medida irreflexiva que muestra hasta dónde se le hace imposible a estas instituciones que nos gastamos para ver más profundamente los problemas nacionales.
Muy especialmente, los problemas relacionados con el delito.
Ahora se acaba de anunciar un aumento en las penas a los delincuentes juveniles que delinquen porque sencillamente, la sociedad entera anda mal.
Esta sociedad que aumenta el castigo a delincuentes nóveles por delitos menores no les pone un dedo a los grandes delincuentes de cuello blanco que se roban miles de millones de pesos y dólares.
Hasta ahí no llega la justicia y no hay manera de marcharle a nadie.
Este tipo de enfoque de lo que es justo y razonable y lo que termina como una falsa judicial cualquiera es lo que hace que medie la violencia, incluso la intrafamiliar.
Resulta que si cada vez menos personas están dispuestas a cumplir los procedimientos de la justicia y ésta se ve ridiculizada y disminuida, ese proceder causa confusión y da a entender que lo mejor es hacerse justicia por sí mismos en vez de irse a un trance engorroso de sometimientos y debates judiciales, aparte de los gastos con abogados y litigantes que pueden durar años.
Lo cierto es que no hay razones para este engrosamiento de la pena judicial porque se ve o se quiere hacer ver con los ojos de la miopía, que esto les aleccionará y ya no habrá más delitos.
No hay tal cosa.
Ese examen pertenece a la superficialidad y a un facilismo cómodo.
Aquí se están cometiendo cada vez más delitos porque el pretendido liderazgo político, así como todos los demás, incluido el de la justicia, están inmersos en sus ganancias y de sus más cercanos.
Aquí ha aumentado el delito porque cada vez menos personas quieren ser ejemplo de honradez, hay cada vez menos ejemplos de entereza y se registra cada día una mayor hambre por reconocimientos, riquezas y no hay una búsqueda sincera de la verdad y del bien colectivo.
No se siga culpando a ciegas, no se sigan viendo los acontecimientos con el procedimiento dl avestruz, no se siga intentando engañarse y engañar a la gente apuntando para el lado equivocado.